Con motivo de la celebración en Madrid de la decimotercera reunión ordinaria de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT), que empezó hoy y finaliza el próximo iernes, el WWF presentó en rueda de prensa un informe sobre las capturas y situación de las poblaciones de esta especie.

A finales de la década pasada, España era el país que más capturas realizaba, por delante de Francia e Italia, y uno de los principales consumidores, si bien el mayor consumidor del mundo es Japón, donde llegan alrededor del 40 por ciento de los atunes capturados.

En el Atlántico occidental la población reproductora de esta especie experimentó una disminución cercana al 90 por iento durante los últimos 20 años, pasando del cuarto de millón a los 22.000 ejemplares, mientras que en el Atlántico oriental, el que más afecta a España, el descenso fue de un 50 por ciento.

El atún rojo alcanza los 700 kilos y puede vivir hasta 30 años. En el mercado japonés está considerado una pieza exquisita, llegando a alcanzar una sola pieza el precio de 8 millones de pesetas.

Para Michael Sutton, estos precios hacen que la especie siga siendo rentable para las flotas pesqueras, a pesar dl descenso de las poblaciones. Sin embargo, el experto del WWF mantiene que de seguir invariable el nivel de capturas, en el año 2000 ya no existirá dicha rentabilidad y el atún rojo podrá considerarse "comercialmente extinguido", aunque todavía queden algunos ejemplares en el Atlántico.

UN 50 POR CIENTO MENOS DE CAPTURAS

Por ello, el WWF ha exigido a la ICCAT, que tiene su sede en España, que reduzca en un 50 por ciento los niveles de capturas en el Atlántico occidental, la creación de un programa e recuperación de la especie y que inste a los países que no son miembros de la Comisión, entre ellos Italia, a que respeten estos cupos.

Michael Sutton declaró que si la ICCAT no adopta estas medidas en la reunión de Madrid propondrán la inclusión del atún rojo en las listas del convenio internacional sobre tráfico de especies, el CITES, para intentar prohibir su comercialización.

Según los datos del WWF, si finalizaran ahora las capturas, la población atlántica se recuperaría en un periodo de 2 años, lo que permitiría multiplicar por cuatro la actividad pesquera.