El hombre entró en el establecimiento, pistola en mano, y exigió dos cajas de "Viagra". Las dependientes le aseguraron que no tenían existencias de este producto y en ese momento entró otro cliente, por lo que el frustrado atracador desistió en sus intentos y se marchó del lugar corriendo.

Una hora más tarde el mismo individuo volvió a la farmacia con dos ramos de flores, uno para cada dependienta, a las que dijo que se había tratado de una broma, que trabajaba para una revista de tirada nacional y que quería ver su reacción para realizar un reportaje.

Las víctimas no quedaron satisfechas con esta peregrina explicación y realizaron un par de gestiones, las suficientes para saber que los responsables de la revista no tenían conocimiento del supuesto reportaje. Entonces llamaron a la Policía para denunciar los hechos.

Los agentes encargados del caso comprobaron que efectivamente el sospechoso no tenía nada que ver con el mundo del periodismo, sino que era un contratado laboral con funciones de mantenimiento en un organismo de la Administración central. Tras su arresto, los policías le intervinieron dos pistolas simuladas.