Tras condenar los "execrables" atentados cometidos esta mañana, el Papa afirma que estas acciones ofenden a Dios, suponen una violación del erecho fundamental a la vida y representan un ataque directo contra la convivencia pacífica.

Juan Pablo II tiene un recuerdo muy especial para los muertos y heridos y destaca la crueldad de los terroristas al atentar de esta forma contra personas que se dirigían a primera hora de la mañana a sus puestos de trabajo.

Después de expresar su cercanía con las familias de las víctimas, el Papa dice confiar en que "el querido pueblo español prosiga con constancia su camino de convivencia pacífica y serea".