"Estamos viviendo en un pueblo de una cobardía moral terrible. Cada acto que se comete contra un ciudadano debería inmediatamente suscitar tal indignación que la gente se congregara en las plazas gritando", dijo.

Para el presidente de la organización pacifisca, en el País Vasco "hay una especie de silencio de los corderos. Estamos sometidos a la cuchilla de los matarifes todos los días, toda la gente que no queremos vivir en un país aterrorizado", y sufriendo "una forma d gobernar nacionalista, etnicista y separadora".

"Para el nacionalismo en general, incluso el democrático", continuó, "la gente que no somos nacionalistas somos una especie de excrecencias o de basuras, aunque hayamos nacido aquí y tengamos aquí nuestra historia", lo que está provocando una "diáspora" de vascos que se tienen que ir a vivir fuera.

"Esto se está haciendo cada día que pasa más invivible. Es una situación parecida a la de los judíos en la época del nazismo alemán, en la que estamos aentos a ver a quién señalan con el dedo para matarlo", agregó.