Las obras han consistido en el asfaltado de los tres carriles de entrada a Madrid, lo que obligó a cortar por completo el acceso en dirección a la Avenida de América, con desvíos habilitados por la M-30, con un solo carril.

La zona se convirtió en una "ratonera" desde antes de las 7,00 de la mañana, en la que quedaron atrapados miles de automovilistas que llegaron tarde a sus puestos de trabajo.

Desde esa hora hasta las 10,00 el atasco en la carretera de Barcelona osciló entre los 10 y los 15 kilómetros, con tiempos de entrada a la capital superiores a una hora para recorrer ese espacio.

Justo a las 10,00 horas de la mañana, cuando la situación empezaba a normalizarse y "sólo" quedaban ya 7 kilómetros de coches atrapados en esta vía de acceso a Madrid, los operarios despejaban la zona y hacían operativos los tres carriles de entrada, apoyados por una unidad de la Policía Municipal.

El malestar era patente en los miles de automovilistas afectados por el monumental atasco, que se quejaban de no haber sido avisados previamente por el ayuntamiento sobre las obras y de los problemas que se podían producir.