Así lo defendió la doctora Cristina Avendaño, vocal de Facme, en un comunicado en el que también juzgó necesario “adaptar” el lenguaje científico a la población para “evitar generar confusión y dudas infundadas” sobre unas vacunas que, reiteró, “han demostrado ser una herramienta básica para disminuir el número de pacientes graves y muertes” y lo han hecho “de forma contundente”.

A este respecto, la doctora Avendaño señaló que los ensayos clínicos “en miles de pacientes han sido la base para aportar pruebas de eficacia en las que basar la decisión de utilizar las vacunas en la población general”. “Para la decisión se tiene en cuenta también el resto del conocimiento científico sobre la enfermedad, el virus, la respuesta inmune y otros”, abundó.

“En el caso de las vacunas frente a la covid-19 los ensayos clínicos ya se habían realizado en un número de pacientes superior al que es habitual en otras vacunas y el conocimiento se ha ampliado de forma rápida, debido a los millones de pacientes vacunados y seguidos en un periodo de tiempo corto”, aclaró.

En esta misma línea, subrayó que, para determinar si problemas médicos como la trombosis o la miocarditis son o no efectos secundarios de las vacunas, “es necesario analizar si estos aparecen con más frecuencia tras la vacunación de lo que se esperaba que ocurriera en dicha población antes e incluso antes de la covid-19, pues algunos de ellos se han asociado a la propia infección por el virus”.

Facme aseveró que, durante la pandemia, ha tenido un papel “muy activo” y recordó que, en su comparecencia en la comisión de investigación del Congreso de los Diputados relativa a la gestión de las vacunas, ya se reivindicó como una organización “de gran utilidad para vehiculizar a las autoridades el conocimiento atesorado en las sociedades científico-médicas” y para “hacer de interlocutor, identificar y designar” las especialidades que deben intervenir en cada caso y coordinar una respuesta común.

En paralelo, hizo hincapié en que sus recomendaciones para la vacunación frente a la covid-19 han sido “una experiencia de éxito” que las sociedades científicas han considerado “un modelo a mantener en las siguientes crisis sanitarias” y juzgó “imprescindible” el hecho de “consolidar” en España una “relación institucional estable” de asesoramiento y colaboración de las sociedades científicas médicas con las administraciones públicas, “con estructuras estables” en las que se analicen las iniciativas que requieran del conocimiento científico técnico y la experiencia de los profesionales y se facilite la participación “ágil y eficaz” de Facme y de las sociedades científicas “más implicadas en cada caso”.