Miret destacó los esfuerzos de Juan XXIII por promover entre la Jerarquía católica "la apertura a nuevas maneras de pensar y de ver las cosas, que la Iglesia necesitaba absorber", pero lamentó que esa doctrina "esté en parte hoy día olvidada".

El teólogo destacó la multitud de encíclicas y opiniones que emitió este papa para lograr esa apertura de la Iglesia, y sobre todo la convocatoria y celebración del Concilio Vaticano II.

Por este motivo, e independientemente de los milagros ue se puedan atribuir al "Papa bueno", el presidente de la Asociación de Teólogos Juan XXIII indicó que la decisión de la Iglesia de beatificarle constituye "una medida que todo el mundo esperaba, porque fue uno de los papas más reconocidos por todo el mundo, creyentes y no creyentes".