A su juicio, "sin una participación cada vez más activa de la mujer en las funcione que pueda asumir, la Iglesia no podría realizar cumplidamente su misión".

El prelado reflexiona sobre el sacerdocio de la mujer y señala que "a este sacerdocio ministerial del cargo y del peligro, nadie, ni hombre ni mujer, tiene derecho si no el que es llamado por Dios y por la Iglesia".

No obstante, puntualiza que la Iglesia "está condicionada por la tradición apostólica recibida del Señor, que no llamó a las mujeres para este ministerio, tradición inalterada tanto en Oriente como en Occidentedurante veinte siglos de cristianismo".

El arzobispo de Valladolid recordó que Jesucristo no llamó a las mujeres "para formar parte del colegio apostólico", y reconoce que la colaboración de las mujeres en la primitiva comunidad cristiana fue muy eficaz.

El prelado subraya que la Iglesia "tiene conciencia firme de no poder y de que no podrá nunca" conferir el sacerdocio ministerial a la mujer.

A su juicio, "sería un mal planteamiento situar esta cuestión como un asunto discutible a la esperade otra solución en el futuro, en el plano de los derechos humanos o de las revindicaciones de la mujer en la sociedad democrática".