Arzalluz publicó un artículo titulado "Las huestes del señor Hernando" en la página web izaronews.com, en la que recuerda que Hernando preside la Sala encargada de aplicar la Ley de Partidos Políticos.

"Ya conocemos el criterio restrictivo de don Francisco Hernando en esta cuestión y cuál sería su criterio en el caso de una nueva HB, si de él y de los suyos dependiera dilucidar si los dirigentes de la nueva HB legalizada son o no los mismos de antes", apunta.

Arzalluz se hace eco de lo que "dicen" sobre la carrera profesional de Hernando, pasante del despacho jurídico del que era presidente de las Cortes Generales del Reino, que metió después a Hernando "en la judicatura a través del cuarto turno, es decir, sin oposiciones", y que "escaló" en tiempos del Gobierno de Aznar.

Sigue relatando que cuando Hernando accedió a la Presidencia del CGPJ citó a los portavoces parlamentarios, y a Iñaki Anagasti le sorprendió con el comentario: "Tengo entendido que a los de su partido (EAJ-PNV) no les caía bien el anterior Jefe de Estado. Pero puedo asegurarle que el General Franco respetó exquisitamente al Poder Judicial".

"Es de suponer que al dictador no le interesaban en absoluto los arrendamientos urbanos o las hipotecas inmobiliarias, pero cualquiera que tuviera un mínimo conocimiento del funcionamiento de la Justicia en tiempos de Franco y sin necesidad de haber frecuentado el Tribunal de Orden Público no puede menos de quedarse estupefacto ante una afirmación de este calibre, hecha además por el representante más alto de la Justicia española", dice Arzalluz.

Por tanto, concluye, "no constituye, pues, juicio temerario alguno, el concluir que don Francisco Hernando es un ferviente franquista".

Recuerda también que Hernando ha cumplido ya 75 años, aunque no ha dimitido porque no existe tal previsión para su cargo y porque está "muy atareado" preparando la renovación del CGPJ.

Asegura que el PSOE espera "como agua de mayo" esa renovación para alterar el peso de fuerzas en este órgano y poder aprobar reformas como las contenidas en el Estatuto de Autonomía de Cataluña.

Dado que la renovación de 20 de los miembros del CGPJ requiere el respaldo de tres quintas partes de las Cortes, Arzalluz subraya que ni PSOE ni PP pueden hacerlo solos, ni siquiera "con la añadidura de todos los pitufos disponibles".

Hará falta una negociación entre los dos, dice. "Lo que buscan ambos partidos es, entre otras cosas, poder controlar la mayoría del Consejo general. Al PP le interesa que las cosas sigan como están y el PSOE busca el cambio de la relación de fuerzas".

"No hace falta ser un lince para prever que el PP no va a permitir la pérdida de la mayoría por parte de los suyos. Por tanto no va a poder haber un Consejo renovado. Dentro de un año seguirán los mismos, capitaneados por don Francisco Hernando hasta que, obstaculizando cualquier cambio y cualquier proceso de paz y prorrogando su propio mandato, una nueva coyuntura electoral proporcione al PSOE la mayoría absolutísima de la que disfrutó durante largos años", sentencia.

Subraya, a continuación, que el PSOE actuó como el PP cuando tuvo mayoría para hacerlo, "¿o hemos olvidado aquello de Alfonso Guerra, dicho con un descaro anticonstitucional y casi delictivo de: Montesquieu ha muerto?".

Aquello "no fue sino el canto del gallo del corral español que otorgó al PSOE el poder legislativo, el ejecutivo y el judicial, que ejerció con una soberbia y una absolutez que lo sumió en la mayor corrupción que ha contemplado España y en el mayor descrédito de la llamada transición y de la llamada democracia".

Explica Arzalluz que por aquella época el propio Felipe González, "presidente omnímodo", le explicó "que había dos cosas que se habían hecho mal en la Constitución: la regulación del sistema judicial y la de los medios de comunicación".

Sin embargo, denuncia, el Gobierno socialista "no hizo otra cosa que aprovechar la situación para su disfrute del poder, sin plantearse siquiera una reforma constitucional. Y así sucedió que cuando vivían en la borrachera del ¡España es el país en el que antes se puede uno hacer rico´ de los tiempos de Solchaga, fue más grande la caída".

Tras esta reflexión, Arzalluz se pregunta "¿Qué pintamos los vascos en este Estado", dado que la Justicia es la cúpula de todos los poderes, en el que terminan todos los asuntos discutidos, "y también los nuestros, por supuesto".

Teniendo también en cuenta, prosigue, "que este es un país en el que la mayoría de la población, la real, la política, la sindical y la social es nacionalista. Por eso se niegan a que haya una consulta popular que la podría poner en evidencia, con todas sus consecuencias. Pero que no pintamos nada a la hora de reclamar nuestros derechos o nuestros puntos de vista, porque estamos subsumidos en lo que llaman la "nación española" y vigilados por sus fuerzas armadas, tal como dice su Constitución".

Asimismo, continúa, "con el lehendakari y el anterior presidente del Parlamento 'encausados' por una justicia españolista (que no simplemente española) ante la que no podemos hacer nada más salvo esperar, en determinados casos y al cabo de años, a la Justicia europea, pero nunca a una Justicia vasca. ¿O es que alguien cree que los Ruiz Piñeiro, las Irachetas o los Ibarras, que todo hay que decir, son Justicia vasca?".

Frente a quienes han advertido que encausar al lehendakari no saldrá gratis, Arzalluz apunta: "¿Seguro que no? ¿No les ha salido gratis encausar al Parlamento vasco, con su presidente a la cabeza?".

"Y encima ahora que se trata de formar mesas para abordar el 'conflicto' vasco, ¿va en serio que las conclusiones que se acuerden van a ser por unanimidad? ¿Alguien cree que este país es el único en una Europa, en la que tantos buscan su hueco en la Historia, en el que no se nos va a tolerar ni siquiera lo que se ha aceptado hasta a Montenegro, y se terminará aceptando a Kosovo? ¿Hasta ese punto estamos dominados?", se pregunta.