Para realizar esta protección de los tesoros contra los espolios, en primer lugar, los buques de la Armada se encargarán de dibujar una carta marina en la que se pintará el lugar donde hay pecios, restos y todo aquello que se encuentre.

El dibujo de esta carta, según ha conocido Servimedia de fuentes negociadoras del acuerdo ministerial, se realizará con los buques de buceo y los cazaminas. Actualmente, la Armada tiene una Escuadrilla de Cazamina formada por seis buques.

Este acuerdo, que surge a partir de la polémica con el Odyssey que ya está en los tribunales, se traducirá en varias iniciativas. Estas primeras actuaciones costarán unos 250.000 euros.

La rúbrica de este convenio estaba prevista para la última semana de mayo pero el relevo en el Ministerio de Cultura, con la llegada de Ángeles González-Sinde, retrasó la puesta en marcha.

La colaboración radica en el archivo histórico que ya posee la Armada y que supondrá ampliar el banco de datos sobre el fondo marino.

Para llevar a cabo estas actividades se confía en las comunidades autónomas, ya que parte de las actuaciones en las aguas son competencia de los entes regionales, y en el apoyo de las empresas privadas.

La participación de la Armada en estos asuntos culturales será el inicio de una relación que se prevé extienda a más y sea similar a la que actualmente existe entre la Fuerza Naval española y la Comunidad Científica con el Buque de Investigación Oceanográfica (BIO) Hespérides.

Fuentes militares confían incluso en que el Ministerio de Cultura, y máxime en tiempos de crisis colabore con Defensa para la construcción de un nuevo buque de manera que trabaje a tiempo compartido en tareas culturales y de la defensa.