Un equipo de reumatólogos hizo un estudio en un pueblo cercano a Madrid, donde la apicultura es una de las principales ocupaciones de la población. Los científicos sometieron a rayos X, análisis de sangre y otras pruebas a 34 apicultores que sufrían artritis crónica.

En total, un 50% de los apicultores del pueblo desarrolló artritis, a esar de haber trabajado con protección especial. Las articulaciones más afectadas eran las más cercanas a las picaduras que recibían del insecto. Los científicos creen que la artritis puede ser el resultado de una reacción al veneno o a la infección que causa.