Alborch, muy morena, llevaba el flequillo teñido en rojo. Vestía un traje de chaqueta azul marino, entallado, con ribetes blancos en la solapa y en los bordes.

Ocupó en el banco azul los asientos contiguos a sus compañeras en el Gobierno, Angeles Amador y Cristina Alberdi, situados en el otro extremo al que ocupa el prsidente del Gobierno, Felipe González.

Las ministras aprovecharon el tiempo de espera charlando entre ellas. Al término de la sesión fueron saludadas con sendos besos en las mejillas por numerosos parlamentarios socialistas, entre ellos, Alfonso Guerra y José María Benegas.

LOS SALUDOS DE LOS MINISTROS

A su entrada en el hemiciclo, los miembros del nuevo Gobierno saludaron a los parlamentarios situados en los bancos próximos. Unicamente José Antonio Griñán, ministro de Trabajo, y José Luis Corcera, de Interior, se desplazaron algo más para saludar a Alfonso Guerra.

Los primeros saludos de Pedro Solbes, titular de Economía, y Javier Gómez Navarro, fueron para el portavoz del Grupo Catalán, Miguel Roca.

LA MEDALLA DE SOLCHAGA

El nuevo portavoz del Grupo Socialista, Carlos Solchaga, que se sentó en el escaño de Alfonso Guerra en la anterior legislatura, estrenó hoy el collar acreditativo de ese cargo, utilizado en las ocasiones solemnes. "Me aleccionaron ayer de que lo tenía que llevar" dijo a unos periodistas, antes de reconocer que si no le informaran sobre estas cosas, "metería mucho la pata".

Esa medalla provocó algunos comentarios jocosos, como el del Ministro de Asuntos Exteriores, Javier Solana, quien al saludar a Solchaga le pregunto "¿Y ese escapulario?"

Carlos Solchaga aseguró que ayer fumó en la reunión de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE -en contra de las órdenes dadas tiempo atrás por Alfonso Guerra- porque "no sabía que no se fumaba" en esas reuniones.

l portavoz parlamentario socialista era la primera vez que acudía a Ferraz como miembro de Ejecutiva, en razón de su nuevo cargo. Precisó que, por lo poco que duró la sesión -menos de media hora-, sólo fumaría uno o dos cigarrillos.

Todos los ex ministros ocuparon los escaños más altos de la Cámara, la zona denominada el "gallinero". A pesar de que el hemiciclo estaba refrigerado, la senadora popular por Madrid Rosa Vindel pasó abanicándose la mayor parte del tiempo, antes de que interviniese el Rey. El primero de los líderes que dejó de aplaudir al Rey, al término de su discurso, fue el coordinador de Izquierda Unida, Julio Anguita, quien se militó a efectuar un aplauso muy protocolario.