Rajoy acudió a la madrileña localidad de Navacerrada para clausurar los cursos de verano de FAES junto al ex presidente del Gobierno José María Aznar, quien previamente le avisó en su discurso de que la victoria electoral conseguida en las europeas del 7 de junio no garantiza el éxito del futuro.

El líder de los populares aseguró que el PP necesita "abrirse aún más" a una sociedad dispuesta a "escuchar" y "abrazar" a la oposición en estos tiempos de crisis, aunque indicó que para ello debe ofrecer un proyecto alternativo al Gobierno "con flato, agotado y sin rumbo" de Zapatero.

Rajoy pidió a Aznar y la Fundación FAES que le ayuden a "cumplir este compromiso" a pesar de que es consciente de que "no será fácil la tarea, será ardua y difícil, exigirá trabajo y dedicación y muchas dosis de responsabilidad".

"Sé que vais a responder", añadió consciente de que el propio Aznar se había mostrado minutos antes dispuesto a colaborar a pesar de que hace un año se visualizó un gran distanciamiento entre ambos cuando Rajoy fue reelegido presidente del PP en el 16 Congreso Nacional.

BALANCE DE UN AÑO

Rajoy hizo balance de los doce meses que han transcurrido desde aquel cónclave de Valencia y presentó las victorias electorales de Galicia y del Parlamento Europeo como la prueba de que la estrategia que fijó entonces está ofreciendo sus frutos.

Presumió de haber convertido de nuevo al PP en la "primera fuerza política del país" tras el triunfo europeo y de haber recuperado la "centralidad política" que tanto reivindicó Aznar en sus años de gobierno al frente de La Moncloa.

No obstante, reclamó seguir trabajando durante lo que resta de legislatura para "abrir el perímetro de nuestra interlocución y las puertas del proyecto a todos los que tengan voluntad, talento e ilusión".

Rajoy instó al PP a "reforzar y concretar" su proyecto de gobierno con una "oferta política a los españoles" que demuestre que la oposición tiene "a punto la fibra de la responsabilidad" y está dispuesto a dialogar "con todos los que defiendan el interés general en juego".

Con este modelo, contrapuso su alternativa a la "ideología de alquiler" de Zapatero, al que censuró porque "le da igual ser coherente que incoherente" y porque oculta su soledad parlamentaria detrás de términos como "geometría parlamentaria variable".

Afirmó que el presidente del Gobierno es capaz de "alquilar por horas" sus principios, hasta el punto de pactar por la mañana una subida de impuestos con los grupos parlamentarios de izquierda y romperlo por la tarde merced a una alianza distinta con los nacionalistas de CiU, como recientemente ocurrió en el Congreso.

Rajoy lamentó la "ausencia absoluta de un proyecto" por parte de Zapatero hasta pactar "un día con unos y al siguiente con otros", sin una política económica concreta que en estos momentos de crisis representa "la peor receta posible para combatir la recesión y la incertidumbre".