Allí murió por los disparos de los policías -------------------------------------------

MADRID
SERVIMEDIA

José Luis Fernándz Corroto, el atracador de la joyería de Atocha que consiguió huir, fue a Móstoles a cobrar "un dinero que le debían" la noche en que murió (31 de julio de 1984), según declaró hoy Francisco Sanz Cifuentes, amigo del fallecido, ante el tribunal que juzga a cuatro policías acusados de matar a los delincuentes para quedarse con el botín.

El testigo aseguró que Corroto iba a marcharse al día siguiente con María Elena Muñoz Martín, María del Carmen López García (ambas testificaron también hoy ante la sala y el marido y las hijas de ésta última de vacaciones a Almería, donde había alquilado un apartamento con su dinero.

Juntos estuvieron tomando unas copas hasta las 21,30 horas, momento en el que se despidieron. "Me dijo que tenía prisa porque iba a Móstoles a cobrar un dinero que le debían, para dárselo a su sobrino, y que si no le daba tiempo, me lo daría a mí a la mañana siguiente, cuando nos despidiéramos, para que se lo entregase yo", relató.

Especificó que le llegó a hablar de cierta cantida y que, aunque no la recordaba, se aproximaba al millón de pesetas.

Las otras dos testigos declararon que, tras despedirse de Francisco Sanz, fueron todos a casa de Fernández Corroto, donde cenaron. Después les anunció que pusieran una botella de champán en la nevera, "que iba a salir un momento, pero que volvía enseguida y nos la tomábamos".

María del Carmen López García matizó que sin embargo, a su marido, José Luis Catalán (que cumplió condena por algunos robos que cometió junto a Corroto), tabién le explicó que iba a Móstoles a cobrar.

María Elena Muñoz precisó que al poco tiempo de marcharse Fernández Corroto una mujer que dijo llamarse Raquel le telefoneó y, como no estaba, le dejó un recado: "Que no se acerque por ahí que van a buscarle".

Las dos mujeres añadieron que Fernández Corroto se fue "muy contento" en el coche de su sobrino, que ya estaba cargado con algunos flotadores y parte del equipaje para el viaje del día siguiente.

La declaración de estos testigos confirma, seún las acusaciones, la tesis de que Fernández Corroto organizó el atraco a la "Viuda de Tornero" de acuerdo con los policías procesados, que le dejaron escapar para luego citarle en Móstoles con la excusa de repartirle su parte del botín, pero con la intención verdadera de matarle para evitar que les delatara.

UN BOTIN DE 33 MILLONES

Asimismo, prestó declaración José García Fernández, inspector de policía que investigó, además de éste, varios delitos relacionados con la denominada "mafia policial", n la que estaban presuntamente implicados varios agentes de la Brigada Antiatracos.

García Fernández, que era comisario jefe de Móstoles cuando murió Fernández Corroto, manifestó que fue enviado a Santander por el juez instructor para entrevistarse con el joyero Federico Venero (en la actualidad en prisión).

Este tenía un taller de compra-venta legalizado y le confesó que un inspector de la brigada (Adelardo Rafael Martínez García) le llevó hasta 18 kilos de oro para fundir, entre 1983 y 1984.

Además, según el testigo, Martínez García le comentó al joyero que el botín del robo al taller de la calle Atocha estaba valorado en 33 millones de pesetas, a pesar de que el informe del perito que consta en el sumario las tasa en 7 millones, de los que los procesados sólo devolvieron joyas por valor de 4 millones.

Esta tarde continuarán las declaraciones de los testigos con la comparecencia del hermano de José Luis Fernández Corroto, Ludivinia.

(SERVIMEDIA)
24 Oct 1991
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