Comparando los precios en origen y destino de una decena de productos frescos entre la semana del 13 al 19 de octubre y la del 10 al 16 de noviembre se puede observar que el kilo de tomate para ensalada ha descendido en alhóndiga o almacén de agricultor en un mes de 1,31 euros a 64 céntimos, mientras que el precio medio de venta al público sólo cayó de 2,48 a 2,05 euros.

Otro tanto sucede con el pimiento verde tipo italiao, que en cuatro semanas ha bajado para los agricultores un 42%, de 1,18 euros/kilo a 68 céntimos, pero sólo un 5% para los consumidores, de 2,14 a 2,03 euros/kilo.

Incluso, el limón tiene un comportamiento opuesto según se trate del mercado de origen o de destino, ya que mientras bajó seis céntimos por kilo para los productores (de 33 a 27 céntimos por kilo) en un mes se ha encarecido cinco céntimos para los consumidores (de 1,23 a 1,28 euros/kilo).

Las judías verdes, por su parte, que subieroncéntimos en origen (de 1,99 a 2,01 euros/kilo), se incrementaron 9 céntimos para el público (de 3,61 a 3,70 euros/kilo).

En cambio, el pollo fresco ha caído para el consumidor en mayor medida que para el productor, ya que en origen pasó de 1,01 euros/kilo a 99 céntimos, mientras que en destino bajó de 2,45 a 2,22 euros/kilo.

En el caso de las frutas y hortalizas, las organizaciones de agricultores han denunciado reiteradamente que la gran distribución aprovecha las bajadas de precios para los prductores y aumenta sus márgenes de beneficio frenando los descensos de los precios minoristas, como ahora se puede comprobar en el caso de tomates y pimientos verdes tipo italiano, cuando no suben el PVP pese a haber descendido el precio en el árbol, como sucede con el limón.