Lo hizo en un comunicado en el que explicó que actualmente atiende a un total de 2.000 menores y a 743 familias en Ucrania, y añadió que su prioridad pasa por “asegurar la protección y la seguridad de todos los niños y las niñas, así como de sus familias”.

Luego de haber reubicado a 110 chavales de sus aldeas de Brovary y Lugansk, que fueron trasladados hace unos días a un lugar seguro en el oeste del país, Aldeas Infantiles SOS está analizando “cómo dar respuesta a las nuevas necesidades para alcanzar a todos los niños, niñas y familias que se han visto afectados por las hostilidades de las últimas horas”.

A su vez, señaló su preocupación por el destino de los más de 162.000 menores que crecen en el país sin cuidado parental, ya sea en acogimiento residencial o familiar, y por las 600.000 personas que ya estaban en situación de riesgo y exclusión social antes del conflicto.

Explicó que está trabajando, en coordinación con otras organizaciones locales, en la identificación de “entornos seguros y protectores” en los que alojar a los menores y a sus familias, al tiempo que acumula productos de primera necesidad para ellos.

En el caso de aquellas familias que han decidido permanecer en sus hogares, Aldeas Infantiles SOS ha puesto en marcha un “plan de hibernación” que incluye suministros y ayudas económicas para abastecerse al menos durante 15 días de todo lo necesario.

La organización manifestó su inquietud por las consecuencias que este conflicto pueda acarrear en la salud mental de los niños. Por ello, está proporcionando apoyo psicológico, instrucciones sobre cómo prepararse para una emergencia y a responder a momentos estresantes a través de juegos apropiados para cada edad.

“Los niños de Donbass no saben lo que es vivir un día sin ansiedad, tensión y disparos. Las familias llevan una vida de aparente normalidad en la que un simple camino a la escuela, al trabajo o a una cita médica es una pesadilla logística, financiera y angustiosa”, concluyó Aldeas Infantiles SOS.