Así se deduce de la investigación llevada a cabo por el Grupo de Sociología de la Infancia y la Adolescencia (GSIA) para Aldeas, a partir de entrevistas a jóvenes extutelados, técnicos de las administraciones y educadores de los centros.

Según el informe, el acogimiento residencial ha subido sobre todo entre la población masculina, hecho que se explica "solo en parte por la llegada de más niños y adolescentes migrantes no acompañados".

En dicho aumento también influyen las dificultades a la hora de encontrar familias acogedoras para niños y niñas con edades cercanas a la adolescencia y para grupos de hermanos, agrega el el estudio.

En esta línea, destaca la aparición de nuevos perfiles de niños, niñas y adolescentes que presentan un daño emocional producido por las situaciones vividas, que se manifiesta en problemas de conducta.

Según Aldeas Infantiles SOS, "materializar los mejores intereses de los niños, niñas y adolescentes implica tener en cuenta su opinión en la toma de decisiones que les afectan". También pidió dar prioridad a actuaciones encaminadas a la preservación familiar" y a evitar la ruptura de vínculos con su entorno.

"Si la separación se produce, es trascendental que mantengan la relación con sus familias biológicas y que no se separe a los hermanos dentro del sistema de protección", recalcó.

Esto no suele suceder así, lamentó Aldeas, y además de que no se tiene en cuenta la opinión del niño, niña o adolescente "para determinar lo que es mejor para él o ella, a menudo los interesados desconocen el tiempo que durará la medida de protección y son víctimas de largos tiempos de espera y de la cronificación de esta situación".

Los plazos se pueden extender hasta la mayoría de edad, recalcó. Esta incertidumbre les genera una gran falta de estabilidad.

Asimismo, "su recorrido por el sistema de protección no está determinado por las necesidades individuales que presentan", criticó, sino por elementos de tipo estructural como la disponibilidad de plazas, la edad, las competencias del personal o si se acogen varios hermanos.

"La gestión del vínculo emocional que el niño, niña o adolescente deberá reconstruir queda supeditada, por tanto, a aspectos organizativos y de gestión de recursos".

A juicio de Aldeas, "la desvinculación familiar lleva al niño, niña o adolescente al desarraigo, lo que afecta a la construcción de su identidad y a su autoestima".

El informe también indica que el sistema favorece la segregación por edad, pues en función de esta "se accede a una modalidad de acogimiento u otra".

Para Aldeas Infantiles SOS, el resultado de todo lo expuesto, unido a la discriminación que produce el desconocimiento que buena parte de la sociedad tiene del sistema de protección, conduce a la anonimización e invisibilidad de los niños, niñas y adolescentes en acogimiento residencial.