Gallardón habla en esta carta de las tres visitas que Karol Wojtyla realizó durante su pontificado a la ciudad.

"Desde la primera vez que llegó a Madrid, en 1982, ésta se volcó en su recibimiento, empezando por el Pleno de la Corporación, que, por mano de su Alcalde, Enrique Tierno Galván, le entregó la llave de oro de la ciudad y le manifestó su cariño y admiración.

Esta relación se renovaría en 1993 al regresar para consagrar la Catedral de Santa María la Real de la Almudena, el templo que Madrid dedica a su Patrona, y a cuya memoria permanece permanentemente unido. Por último, en 2003, Madrid se convirtió, una vez más, en punto de encuentro de jóvenes de todo el mundo que acudieron a la reunión a la que fueron convocados por Juan Pablo II.

En todas estas estancias, el Papa expresó su afecto por los ciudadanos de Madrid y evocó numerosas veces los sentimientos asociados a esta ciudad, forjándose así un vínculo de cercanía que hoy se transforma en pesar, señala el alcalde.

Además, el alcalde de Madrid destaca el "dinamismo personal, fuerte carisma e indudable cercanía a la juventud" de quien ha regido la Iglesia Católica durante más de 26 años, un período en el que se han producido importantes transformaciones como consecuencia de cambios que seguramente "no son ajenos al empeño del Papa por derribar barreras entre naciones, credos y razas".

No se olvida en la carta una mención a las "cálidas palabras de solidaridad" del Pontífice ante los atentados del 11-M.