Así lo consideró en la sesión de control al Gobierno en el Congreso, en respuesta a la diputada del PP Valentina Martínez Ferro, que acusó al Gobierno de convertir la política exterior de España “un auténtico despropósito”.

Para la portavoz de Exteriores del principal partido de la oposición se trata de “el mayor cambio en nuestra política exterior en 47 años de democracia”, que se ha conocido “por un comunicado de la Casa Real marroquí”. Para Martínez Ferro, Albares “llegó para solucionar el conflicto de Marruecos y nos ha creado uno y no menor con Argelia, en plena escalada del precio del gas”.

El jefe de la Cancillería subrayó que el Gobierno, en Ucrania y en la cuestión del Sahara, está “en el marco de las Naciones Unidas y defendiendo la legalidad internacional”. Adujo que en Ucrania “tiene un único objetivo, que es que termine la guerra de Vladimir Putin, vuelva la paz y se respete la integridad territorial y la soberanía de Ucrania” y con respecto al Sahara alegó que persigue “resolver un conflicto que dura ya 46 años, son demasiados años”.

En este sentido, señaló que sobre todo España “lleva demasiados años siendo un espectador, hablando internamente, pero sin hacer nada por apoyar al Enviado Especial” de la ONU, Staffan de Mistura.

Para el titular de Exteriores, ahora España se sitúa con su apoyo a la posición de autonomía dentro de Marruecos de 1997, en el marco de Naciones Unidas, en la Carta de Naciones Unidas, “con todo lo que dicen la resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, también la última la 2602” en posiciones “muy similares a las de Francia y Alemania”.

Albares remarcó que, apoyando al Enviado Especial, España tiene que dejar de ser un espectador y hablar internamente de la cuestión del Sáhara” y pasar a jugar un papel “para resolver una cuestión que dura 46 años”.

En la réplica, Valentina Martínez Ferro acusó al ministro de “mentir”, al pasar de apoyar “la decisión que acuerden las partes en el marco de Naciones Unidas” a respaldad “la decisión de una de las partes”.

En su opinión, el viraje no es política de Estado “porque no han contado con el PP, ni es política de Gobierno porque no cuentan con sus socios de Podemos”. Más aún, consideró que “ni siquiera es política de partido, porque no tienen a la mitad del PSOE con ustedes”.

Además, la diputada del PP criticó la decisión “de consecuencias imprevisibles también en lo económico” debido a la incertidumbre generada “por la peor crisis internacional desde el final de la Guerra Fría”.