La carta, firmada por el director general de la Agencia Tributaria, Alberto Delgado, recuerda que el plazo de presentación e declaraciones es del 1 de mayo al 20 de junio, si el resultado es a ingresar, y del 1 de mayo al 30 de junio, si resulta a devolver.

La Agencia Tributaria mantendrá los dos grandes servicios de atención al contribuyente que ya funcionaron el año pasado, los dedicados a rellenar la declaración de la renta gratuitamente a quienes tienen problemas para hacerla y los teléfonos de información.

Los contribuyentes podrán dirigirse a su administración o delegación de Hacienda para ser asesorados a la hra de rellenar la declaración y, una vez cumplimentada, entregarla en la misma oficina, sin necesidad de desplazarse a una entidad financiera.

Los que así lo prefieran podrán adquirir un diskette valido par ordenadores personales compatibles, que le permitirá hacer fácilmente los cálculos e imprimir la declaración simplificada en los impresos especialmente preparados para ello.

El año pasado, uno de cada seis contribuyentes recurrieron a los servicios gratuitos de la Agencia Tributaria para rellear su declaración, ya que así la cumplimentaron unos dos millones de personas.

Asimismo, el teléfono de información atendió aproximadamente un millón de llamadas y consultas, en las que las dudas planteadas más a menudo versaron sobre las deducciones en la cuota, especialmente las relativas a alquileres, guarderías, hijos y gastos de enfermedad.

Los problemas para rellenar la declaración del IRPF, pese a los esfuerzos de Hacienda por simplificarla, hacen que el 68 por cien de los contribuyentes ncesiten ayuda para cumplimentarla, según la última encuesta realizada sobre este asunto por el Instituto de Estudios Fiscales.

De ellos, aproximadamente la mitad recurren a asesores fiscales o gestorías, mientras que el resto prefieren consultar con la Agencia Tributaria, familiares y amigos, su banco y compañeros de empresa.

Los problemas para rellenar la declaración obedecen en un 41 por ciento de las ocasiones a la dificultad para comprender las instrucciones de los impresos y en un 20 por cie al deseo de asegurarse de que la cumplimentación de los datos es correcta.

Además, los trámites y papeleos necesarios para efectuar la declaración cuestan un dinero (en gastos directos y en pérdida de tiempo) que la citada encuesta del Instituto de Estudios Fiscales estimaba en 87.233 millones de pesetas.

Ese desembolso (unas 8.000 pesetas por contribuyente) incluye, entre otras cosas, algo más de 20.000 millones en pagos de asesores fiscales y gestorías, y 64.000 millones por la pérdida de tiemo (valorada en poco más de 1.000 pesetas la hora).