El Alto Tribunal argumenta que los ladrones no tenían intención de matarle, po lo que sólo les condena por un delito de robo con violencia y uso de armas y otro de lesiones a cinco años de prisión y una indemnización de 28 millones de pesetas a los herederos de la víctima.

La sentencia relata que los acusados, una pareja que convivía en la localidad valenciana de Puebla de Farnals, decidió, en noviembre de 1996, asaltar a su víctima, a la que la mujer conocía de años atrás, cuando se dedicaba a la prostitución.

Para ello, la acusada le localizó y quedó con él en un 'pub' d Benicásim (Castellón), desde donde se dirigieron en el coche del fallecido a un descampado. Una vez allí, el acusado, que les había seguido en vehículo, se acercó al coche de la víctima. le sacó de un golpe y, mientras le exigía que le diera el dinero, le inmovilizó y le asestó una puñalada "sin intención de matarle".

Al ver que la víctima sangraba y no se movía, los acusados le creyeron muerto, lo que les provocó, según el Tribunal Supremo, un "estado de pánico con disminución de sus facultades mentles", por lo que decidieron deshacerse del cadáver".

QUEMADO VIVO

Para ello, le metieron en el maletero de su propio coche y le llevaron al interior de un túnel situado en un barranco del Alto de Oropesa. La mujer acudió a una gasolinera a comprar un bidón de combustible con el que prendieron fuego al coche con la víctima en el maletero.

La fuerte explosión provocó la muerte de la víctima y quemaduras en el rostro y las manos de los propios acusados, que tuvieron que ir a curarse al hospital de'La Fé', en Valencia.

Por estos hechos, el Tribunal del Jurado de la Audiencia Provincial de Castellón de la Plana condenó a los acusados por un delito de robo con violencia y con empleo de armas y otro de lesiones a cinco año de prisión, y les absuelve del delito de asesinato.

El Supremo ratifica esta decisión, que había sido anulada por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, para lo que argumenta que los acusados "no tenían intención de matar", pues el jurado de la Audienca Provincial indicó que "no les consta ningún plan preconcebido para acabar con la vida" de la víctima.

El Alto Tribunal explica que la muerte se debió a la "percepción equivocada" de los agresores, que creyeron "erróneamente" que su víctima estaba muerta a causa de su agresión cuando incendiaron el coche, por lo que, "en su conciencia, era el cuerpo de un cadáver del que trataban de deshacerse, y no de una persona viva".