Acnur señaló que los refugiados del sur y sudeste de Chad se han visto muy afectados por las inundaciones y las lluvias más fuertes registradas en este país en los últimos 40 años.

En este sentido, el acceso humanitario a las zonas damnificadas supone un reto porque las carreteras y los puentes de las zonas donde las poblaciones necesitan más ayuda han quedado destruidos.

Esta catástrofe afecta también a grandes extensiones de tierras recientemente cultivadas, por lo que Acnur vaticinó una "posible" crisis alimentaria.

Debido a esta situación, el inicio del curso escolar, previsto para el próximo 1 de octubre, puede retrasarse porque las personas refugiadas ocupan temporalmente las escuelas, en espera de que se les ofrezca una vivienda nueva.

El portavoz de Acnur, Andrej Mahecic, señaló que existen muchos peligros sanitarios asociados a las inundaciones, ya que pueden surgir enfermedades debido al derrumbamiento de letrinas y en muchos lugares pueden reproducirse los mosquitos y aumentar así la exposición a la malaria.