En algunos casos, después de las vacaciones, se produce un aumento de peso debido a la ingesta de alimentos ricos en grasas y azúcares, al sedentarismo o al cambio en los hábitos del sueño. Todos estos factores provocan que el metabolismo no procese los alimentos de forma adecuada.

Para paliar estos efectos es recomendable llevar una alimentación sana y equilibrada, una correcta hidratación, y combinarlo con una rutina de ejercicios diarios, que deberá ser constante y disciplinada.

Para una adecuada forma física, el Centro de Medicina Deportiva recomienda practicar deporte al menos cinco veces al día e iniciarlo siempre con unos ejercicios de calentamiento, así como finalizar con unos estiramientos para evitar lesiones, más si se vuelve tras un periodo de inactividad deportiva.

El ejercicio cardiovascular, caminar, montar en bicicleta o nadar, es el más eficaz a la hora de mantener la forma física y el peso.

En cuanto a la alimentación, debe ser lo más equilibrada posible en carbohidratos, proteínas y lípidos, debiendo recuperar los hábitos en los horarios que se han relajado en el verano. Lo ideal es hacer cinco comidas al día predominando los alimentos ricos en nutrientes.

En caso de querer perder peso es recomendable ingerir alimentos ricos en nutrientes y pobres en grasa y calorías como son el pollo, atún, verduras, frutas o cereales integrales, evitando el consumo de hidratos de carbono por la tarde y cenar dos o tres horas antes de acostarse.