Garzón dice que la “modernidad” de los españoles es mirar hacia el futuro pero “olvidándonos” de los valores éticos
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El juez Baltasar Garzón manifestó hoy que en España el “gran ejemplo” de modernidad es mirar hacia el futuro pero, en ocasiones, es a costa de “olvidar” valores que conforman la ética y la dignidad aunque estos aspectos, dijo, para algunos están en “desuso” porque “no venden”.
Garzón aludió en los Cursos de Verano que la Universidad Complutense organiza en el municipio madrileño de San Lorenzo de El Escorial a las víctimas que han padecido una dictadura y señaló que “olvidar” las muertes de los familiares cuando proviene de una “imposición” es un tema “muy grave”, por lo que crear límites en torno a las víctimas, según él, es "muy peligroso".
En esa línea, consideró que ningún enterrado en fosas comunes, por el mero hecho de no estarlo en el cementerio,es “indigno”, todo lo contrario, matizó, los “indignos” son los victimarios.
Asimismo, discrepó con un punto existente en el texto de la Organización de Naciones Unidas (ONU) que versa sobre personas desaparecidas, en el que se estipula que en ocasiones el olvido está “justificado” en aras de la reconciliación, y aclaró que esa idea “no le gusta” porque es una “morcilla” que se “cuela” en un texto de la ONU.
Por otro lado, consideró que la democracia es “incompatible” con al impunidad, aludiendo a los criminales que cometen actos de lesa humanidad, porque son “términos antitéticos”, y añadió que ser impunes puede “entenderse” justo en el momento en el que finaliza una dictadura, pero una vez que pasa un determinado período de tiempo se deben investigar los crímenes acaecidos durante el régimen dictatorial.
“Cuando la democracia está arraigada nadie puede decir que mirar hacia atrás puede suponer la quiebra del sistema democrático porque si eso es así, es que no hay una verdadera democracia”, sentenció.
Además, dijo que la indiferencia es el “peor” de los “males” del género humano y el mirar hacia otra parte es “altamente perjudicial” para la consolidación democrática de los pueblos. “Al final, todo es cuestión de honestidad”, concretó.
Asimismo, agregó que víctimas “son todos, incluso los malos”, y ejemplificó esta idea con su investigación en torno al caso de los GAL cuando, aclaró, se generó la polémica de que si el fallecido era un terrorista no era malo porque era un delincuente, y se otorgaba más gravedad al hecho de que “birlaran” dinero que a que se les torturara, cuando, “objetivamente”, la gravedad de un asesinato y de torturas es un “mal mayor” que robar.
(SERVIMEDIA)
06 Ago 2010
AGV/gja