Así lo establece el estudio aprobado en la 34ª reunión del Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco, que concluyó ayer, martes, en Brasilia (Brasil) y que define los criterios para poder incluir los lugares de interés astronómico y arqueoastronomíco dentro de la Lista del Patrimonio Mundial.

Este trabajo ha sido publicado por la Unión Astronómica Internacional y el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios y ha contado con el apoyo del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y de la iniciativa "Starlight-IAC", con la que el centro busca la defensa de la calidad de los cielos nocturnos.

Según informó el IAC, el estudio establece las bases para que gobiernos e instituciones puedan presentar la candidatura de monumentos o lugares de especial interés astronómico y arqueoastronómico.

Con estos mismos criterios, la Unesco evaluará y, en su caso, aprobará la inclusión de los candidatos en la lista de lugares patrimonio de la humanidad.

En sus más de 500 páginas, los autores detallan las múltiples características que podrían conferir a un monumento funerario, a un paraje natural o a una colección de manuscritos astronómicos, entre otras muchas manifestaciones, la consideración de Patrimonio de la Humanidad.

PRESENCIA EN ESPAÑA

La decisión de Unesco abre así la puerta a que opten a su inclusión en el Listado del Patrimonio Mundial muchos parajes de España.

Tal es el caso de los monumentos talayóticos de la isla de Menorca, de los observatorios construidos en Madrid durante el reinado de Carlos III, de los santuarios de alta montaña que crearon los aborígenes canarios o de las 177 antas, tumbas megalíticas distribuidas entre Extremadura y la región portuguesa de El Alentejo cuya orientación sigue de forma casi exacta las diferentes posiciones del Sol al amanecer.