Por esta razón, una fuente de la entidad financiera afirmó que “hay que ser prudente y pensar que el panorama va a tardar un tiempo en mejorar”.

Pese a ello, la caja espera que se termine la caída del resultado y mantiene la previsión de que su beneficio anual se sitúe al menos en la línea del obtenido en 2009, unos 260 millones de euros. Hasta junio, su beneficio ha caído un 66,2% y se sitúa en 194,7 millones de euros.

Tampoco espera que afecte a su previsión de beneficios anuales la nueva exigencia de provisiones del Banco de España, que obligará a Caja Madrid a destinar otros 250 millones de euros a provisiones en octubre.

En cuanto a los planes de futuro de la caja y de la entidad resultante de su fusión con Bancaja y otras cinco entidades, no prevé que el SIP tenga que emitir cuotas participativas, ni acudir al capital privado, ni vender participadas.

De hecho, desde Caja Madrid se considera que con los beneficios que obtendrá la entidad fusionada se podrá hacer frente sin problemas a la devolución de los 4.465 millones de euros que obtendrá del FROB.

"NO SOMOS GRIEGOS"

Por otro lado, la entidad madrileña valora los resultados del test de estrés y la manera en que se ha llevado a cabo en España, ya que, según afirmó la citada fuente, considera que “los mercados ya se han dado cuenta de que no somos griegos”.

En consecuencia, cree que gracias a este ejercicio el diferencial de deuda de España debe seguir bajando, lo que permitirá que si en algún momento Caja Madrid se plantea acudir al capital privado no tenga problemas para obtener recursos.

"Se trata de un ejercicio fantástico”, reiteró la misma fuente, que considera que la banca española ha demostrado que “resiste adecuadamente” y destaca que “los mercados han recogido de manera positiva el resultado”.