Así se desprende del ‘Estudio de Clima Empresarial’ elaborado por la Cámara de Comercio de España en colaboración con Sigmados y presentado este martes por el presidente de la Cámara de España, José Luis Bonet; la directora general de Sigmados, Rosa Díaz; el director de Estudios de Cámara de España, Raúl Mínguez, y el director de Investigación de Sigmados, Miguel de la Fuente.

La encuesta, realizada entre los meses de mayo y junio, evidencia un pesimismo entre los empresarios. Un 58,9% de las compañías se muestran poco o nada optimistas con la evolución de su actividad en este ejercicio mientras que un 40% apunta estar bastante o muy optimista. El pesimismo se extiende en empresas de todos los tamaños, salvo entre las medianas, y entre todos los sectores destacando el comercio y la construcción.

La apreciación del riesgo de recesión económica desciende al 75,7% en el caso de las grandes empresas y es independiente del sector, aunque la hostelería se eleva hasta el 89,7%.

Asimismo, un 80,8% de las compañías consideran la subida de los precios de la energía y las materias primas como la dificultad más importante que están atravesando, seguida de la escasez de materias primas (42,6%) y el incremento de costes laborales (34,3%).

En cambio, para el año 2023 la previsión de las empresas es más optimista, especialmente el de ventas en el extranjero. Los empresarios también prevén un buen comportamiento en la adquisición de suministros en el mercado internacional y la contratación personal.

Para el presidente de la Cámara de España, José Luis Bonet, los empresarios “están muy esperanzados” para el año que viene y destacó que su “ánimo” es un elemento “fundamental” para el impulso de la actividad económica, aunque en este ejercicio reconoció que existe “bastante nerviosismo”. No en vano, señaló que no creen que vaya producirse una “recesión”, aunque sí una “desaceleración” en el que puede haber algún trimestre con variación intertrimestral negativa.

Los autores del estudio destacaron que a una previsión optimista sobre la situación de la empresa se le suma una expectativa negativa para el conjunto de la economía. Concretamente un 61,7% cree que la actividad económica empeorará levemente o mucho y un 52,8% cree que hará lo propio el empleo. No obstante, las peores expectativas son para los precios de consumo, con hasta un 81,8% que prevén un empeoramiento leve o grave.

ENERGÍA

Concretamente, el 68,9% de las empresas consideran que la evolución de los precios de la energía y materias primas es el principal factor que puede tener un impacto sobre la evolución de la economía, seguida por los tipos de interés (39,6%). Además, un 92,6% de las empresas considera muy o bastante necesaria la creación de reservas estratégicas conjuntas con la Unión Europea (UE) para garantizar alternativas de abastecimiento.

A este respecto, un 94,4% de las empresas considera que se trata de un factor bastante o muy grave la dependencia energética del exterior para empresas. Para ello, un 65,1% apuestan por acelerar la transición para energías renovables y un 37,4% en la ampliación del número y vida útil de las centrales nucleares.

Sobre la guerra de Ucrania, se muestra en cambio una “relativa” preocupación, según los autores del estudio. Los empresarios evidencian muestran un grado de incertidumbre del 6,6 (en una escala de uno a 10) del conflicto sobre la actividad de sus empresas y un 6,8 en el conjunto de la economía.

FONDOS NEXT GENERATION

Sobre los fondos europeos, un 54,1% de las empresas conocen la financiación procedente de la Unión Europea, lo que supone 13 puntos porcentuales más que hace un año. En términos absolutos, los autores estiman que unas 140.000 empresas de más de seis empleados tienen conocimiento de los fondos. Por sectores, el que más destaca es el industrial (58,9%) y los autores subrayan que a “mayor tamaño, mayor conocimiento”.

Asimismo, cuatro de cada 10 empresas sabe acceder a los fondos Next Generation-EU , que se eleva al 54% entre las grandes empresas. No obstante, solo el 24% de las compañías ha solicitado los fondos o piensa hacerlo. En cambio, casi la mitad de los empresarios tienen poca o nada confianza en que sirvan para transformar y modernizar la estructura productiva de la economía.

Sobre esta cuestión, Bonet destacó el programa de digitalización de las pymes conocido como Kit Digital en el que la Cámara de Comercio es entidad colaboradora y a cuya primera convocatoria se han apuntado 70.000 pequeñas empresas.