Según el estudio, “son los valores atribuidos a los jóvenes los únicos que parecen haber aumentado en valoración en el conjunto de la población española”, como son: “vivir sin pensar en el mañana”, “arriesgarse por cosas nuevas”, “tener muchos amigos” o “disponer de mucho tiempo de ocio”.

El objetivo es analizar las escalas de valores de la sociedad española de 15 a 64 años, la base sobre la que se asientan los comportamientos y actitudes de los españoles, así como su evolución en los últimos diez años. Para establecer esta evolución se comparan los datos del 2010 con los de un estudio similar realizado también por la FAD en el año 2001.

La investigación –realizada a través de 1.200 entrevistas domiciliarias y 10 grupos de discusión- muestra también que algo más del 60% de la población considera admisible la eutanasia y que el 54% admitiría una total libertad para abortar; las relaciones homosexuales cuentan con la aprobación del 44% de la sociedad española.

En cuanto a la pena de muerte, el estudio afirma que “casi el 36% de la población justifica su aplicación para delitos muy graves”. Asimismo, “algo menos de la cuarta parte de la población considera legítimo fumar en edificios públicos, y algo más del 20% justifica el suicidio”, añade.

También destaca que “hay un cambio sustancial en los últimos diez años en la escala de valores de la sociedad española”. Así, “lo más reseñable es que la familia y todo lo relacionado con los valores familiares siguen estando a la cabeza de “lo importante” para los españoles”. De hecho, el estudio indica que “tener buenas relaciones familiares” alcanza un grado de importancia de 9,14 puntos sobre una escala de 10.

Por otro lado, también resalta el contraste entre el desencanto y pesimismo de los españoles hacia los poderes públicos y las acciones comunes; y cómo, ante las dificultades (sobre todo, económicas), los españoles necesitan “más que nunca” apelar a soluciones colectivas, al Estado, “precisamente en el momento en que menos creen, en que más lejos se sienten, de ese poder colectivo organizado”.

Sin embargo, el estudio refleja que “incluso en una situación de crisis socioeconómica, los encuestados afirman mayoritariamente estar satisfechos con su vida, con su trabajo, e incluso, con su situación económica”.

Además, la investigación se centra en la peligrosidad y razones de consumo de las drogas. En este sentido, afirma que la mayoría de la población percibe las sustancias como bastante o muy peligrosas. “Existe quienes reconocen la peligrosidad de sustancias culturalmente aceptadas (tabaco, alcohol y cánnabis), que rondan el 65-70% de la población; y los que ven peligro en las otras sustancias, más estigmatizadas, superan claramente el 80% y alcanzan, para la heroína, el 99,2% de la población encuestada”, añade.

Las razones, que marca la investigación, para consumir drogas tienen que ver con la búsqueda de la diversión, en un contexto de consumo grupal definido en términos de moda y frecuentemente relacionado con la curiosidad y la búsqueda de sensaciones.

Por último, según señala, podríamos dividir a la sociedad española en cuatro tipos cuantificados porcentualmente: el “ciudadano integrado” (47,5%); el “egoísta militante, desde el conservadurismo” (21,5%); el “trasgresor, desde el rupturismo sin alternativas” (16,2%); y el “asocial, desde el desprecio al otro” (14,8%).

“Valores Sociales y Drogas, 2010” es una investigación realizada por la FAD, Obra Social Caja Madrid y la delegación del Plan Nacional sobre Drogas, de elaborada por Javier Elzo, Ignacio Megías, Elena Rodríguez San Julián, Juan Carlos Ballesteros y Miguel Ángel Rodríguez. La coordinación del estudio ha corrido a cargo del director técnico de la FAD, Eusebio Megías.