El ministro indicó que tiene "sus ideas" pero que debe "despachar" con el presidente y la vicepresidenta primera del Gobierno antes de aprobar los cambios.

Sin embargo, en un desayuno informativo organizado por Europa Press, el ministro comentó que la reforma irá en la línea del servicio exterior europeo concentrado en áreas, lo que deja entrever la supresión de alguna Secretaría de Estado.

"Pronto lo sabremos", pero, añadió, no será una reestructuración "a la defensiva" o como consecuencia de la política de reducción del déficit público, sino como respuesta a "una necesidad y una urgencia" para adaptarse a una "mejor gestión, mejor proyección de la defensa de los intereses españoles a la nueva realidad europea".

En este sentido, apuntó que la reestructuración irá "muy inspirada" en la estrategia de Catherine Ashton, en la que se reducen los órganos de dirección, y el "segundo y tercer escalón se compactan" (secretarías de Estado y direcciones generales) y se enmarcan en ámbitos geográficos.

La entrada del servicio europeo de acción exterior provocará la desaparición de algunas embajadas de España. "Desde luego" que se va a racionalizar las 123 jefaturas de misión de España, aunque "muy pocas van a reducirse" y la representación recaerá en la UE, afirmó.

Preguntado por su futuro, el ministro aseguró que ve al presidente y al Gobierno capaz de agotar la legislatura y a él dentro del Ejecutivo, siempre que José Luis Rodríguez Zapatero lo considere oportuno.

Tras hacer un balance "muy satisfactorio" de sus casi seis años y medio al frente de Exteriores, y tras concluir la Presidencia UE, confesó estar "tan relajado, animado, comprometido" que se va a realizar estar tarde a Cuba a una "visita fácil y sencilla" para seguir trabajando.

Por otra parte, en su intervención el titular de Exteriores manifestó sentirse "satisfecho" por el balance de la Presidencia española de la UE, la cual dijo que se ha producido en un "momento complejo" de la comunidad internacional.

Destacó que España ha trabajado con "humildad" y "generosidad" hacia los nuevos cargos resultantes del Tratado de Lisboa, al quedar con "menor visibilidad" en beneficio del presidente de la UE y de la Alta Representante.