Sin embargo, alrededor de dos tercios de los pacientes alérgicos al veneno de estos insectos no es examinado por el alergólogo, como consecuencia del gran desconocimiento de este problema entre la población general y los médicos.

Para los alérgicos al veneno de abejas y avispas, una picadura puede acarrear desde síntoas leves, como prurito, urticaria e hinchazón, a episodios más graves, como mareo, vértigo, náuseas, debilidad, hipotensión, broncoespasmos, vómitos e inconsciencia, e incluso puede llegar a ocasionar la muerte.

Para la Sociedad Española de Alergología, es indispensable que los afectados por una reacción intensa ante una picadura acudan al especialista en alergias, ya que con una segunda picadura se puede producir una reacción alérgica más grave.

Para evitar los síntomas alérgicos el único tratamento eficaz es la inmunoterapia, que consiste en inyectar al paciente cantidades mínimas del veneno del insecto que ocasiona la alergia, con el fin de que el organismo se acostumbre progresivamente a los componentes del mismo.