Los F-18 del Ejército del Aire concluyen su participación en la Policía Aérea del Báltico

MADRID
SERVIMEDIA

Los cinco cazas F-18 del Ejército del Aire han concluido su participación de cuatro meses en la misión de la OTAN de Policía Aérea del Báltico para lograr la estabilización en el norte de Europa ante la presencia de aeronaves rusas, que se reforzó en abril de 2014 tras el inicio de la crisis con Rusia.

Durante los cuatro meses de su misión, los cazas españoles han realizado patrullas en el espacio aéreo del Báltico, concretamente han efectuado 254 salidas y 586 horas de vuelo.

Este despliegue tuvo lugar atendiendo a lo previsto en el calendario de rotaciones de la Alianza Atlántica. Los cazas pertenecen al Ala 15, con sede en Zaragoza, se han desplegado junto con 128 efectivos en la base aérea de Ämari (Estonia) y han sido relevados por militares belgas.

Esta ha sido la primera vez que estas aeronaves participan en este tipo de misión, si bien no es la primera vez que España forma parte de esta misión. Las Fuerzas Armadas españolas desplegaron durante el primer trimestre de 2015 y el primero de 2016 cuatro cazas ‘Eurofighter’ en los destacamentos de Ämari y Siauliai (Lituania), respectivamente. Durante su despliegue realizaron interceptaciones de aviones rusos en el Báltico.

Los F-18 de la Base Aérea de Zaragoza protegían el espacio aéreo de soberanía de los Estados bálticos al no disponer éstos de recursos suficientes para llevar a cabo esta labor, además de contribuir al tránsito seguro del tráfico aéreo de un área de entre 60.000 y 80.000 kilómetros cuadrados.

En este contingente había nueve pilotos y el resto era personal de mantenimiento, apoyo, secretaría y jefatura de esta misión, que trataba de identificar cualquier aeronave que intentase de una forma no legal introducirse en aguas del espacio aéreo de la OTAN, ya sea rusa o de otro país.

Los pilotos hacían cuatro vuelos al día, en dos periodos con dos aviones, que les sirvía de entrenamiento. No obstante, en algunos casos se les ha derivado a misiones reales porque algún avión externo entraba o se aproximaba al espacio aéreo de la Alianza Atlántica.

HISTÓRICO MISIÓN

Los militares españoles no operan solos en la aplicación del principio de seguridad colectiva aliada que rige la defensa del espacio aéreo de la OTAN, en este caso para proteger a Estonia, Letonia y Lituania de posibles ataques aéreos en su territorio, incluyendo sus aguas jurisdiccionales, al tiempo que se garantiza el tránsito seguro del tráfico aéreo civil.

En esta misión también participan aeronaves de otros países miembros de la Alianza Atlántica que operan desde la citadas bases de Ämari, Siauliai y desde la de Malbork, en Polonia.

En 2004 la OTAN amplió su espacio aéreo al norte de Europa tras el ingreso de Estonia, Letonia y Lituania. Dado que ninguna de ellas cuenta con aviones de combate, durante los últimos 10 años 14 países aliados se han sucedido en distintas rotaciones de cuatro meses de duración desde la base de Siauliai. De hecho, España lideró en 2006 la décima rotación con cuatro aviones ‘Mirage F-1’ del Ala 14, con sede en la base aérea de Los Llanos (Albacete).

Tras la integración de las repúblicas bálticas en la OTAN la aviación rusa comenzó a surcar las rutas que sobrevuelan las aguas internacionales del golfo de Finlandia y el mar Báltico bordeando el litoral de Estonia, Letonia y Lituania entre las bases de San Petersburgo y Kaliningrado en dirección norte-sur o viceversa.

Los cazas españoles únicamente intervienen cuando se incumplen las tres normas fundamentales de vuelo: la presencia de una aeronave sin plan de vuelo declarado, la falta de comunicación entre el avión y el controlador aéreo civil en tierra y la carencia o desactivación del transpondedor. Esta es la herramienta que posibilita al controlador disponer de inmediato y en todo momento el tipo de aeronave y su altura para mantener la separación entre los aviones y evitar los riesgos de colisión.

Las aeronaves rusas en ocasiones no son detectadas por los radares civiles pero no pueden burlar los sistemas de detección militares, aunque sólo sea mediante una traza anónima en sus pantallas.

Así pues, la Alianza Atlántica continúa con el dispositivo reforzado de vigilancia y control del espacio aéreo báltico que puso en marcha en abril de 2014 tras el inicio de la crisis con Ucrania, cuando se pasó de cuatro a 16 aviones de combate en misiones de policía aérea y elevando a tres el número de bases de despliegue.

(SERVIMEDIA)
05 Sep 2017
MST/gja