Aunque las estadísticas de la onferencia Episcopal Española sobre el número de sacerdotes con que cuentan las distintas diócesis no incluyen a estos clérigos, Julio Pérez declaró hoy a Servimedia que la mayoría no han pedido la secularización, por lo que se deben considerar como sacerdotes a todos los efectos.

Los sacerdotes que se casan son suspendidos en sus funciones por el obispo de la diócesis a la que pertenecían y dejan de percibir la nómina que recibían hasta ese momento por su condición de sacerdote.

A pesar de que l Conferencia Episcopal considera que no deben impartir la Eucaristía, en algunos casos lo hacen. Según el presidente de la Federación Internacional de Sacerdotes Casados, "si la gente nos pide que oficiemos la Eucaristía debemos hacerlo, los evangelios no dicen que no deba ser así".

Además, Julio Pérez mantiene que algunos obispos reconocen en privado el deber los sacerdotes casados de atender a la comunidad cuando sean requeridos.

Sin embargo, la Conferencia Episcopal no reconoce como tales a esos curas y asegura que en España los casos de sacerdotes que se casan son excepcionales, mientras que entre los obispos no existe ningún precedente.

Según señaló a Servimedia un portavoz de la Conferencia Episcopal, "los sacerdotes, con más o menos dificultades por razón de nuestra humanidad, vivimos el celibato, y lo más gozosamente posible".