El recorrido por la colección se divide en cinco secciones. La primera de ellas está dedicada a la obra de Joan Miró y Alexander Calder, dos pintores que mantenían una mutua admiración artística y una relación de amistad al compartir el mismo interés por la depuración formal de los motivos, así como por la abstracción, el circo o el ballet. En este espacio destaca el ‘Retrato de Joan Miró’, realizado en alambre de acero por Alexander Calder.

Con el título de ‘El signo y el gesto’, el segundo espacio alberga la obra de Miró, ‘Mujer española’ de 1972, así como el uso que hace el artista de distintos materiales como la arpillera, el cartón como soporte, el acrílico o el lienzo sin bastidor.

En la tercera sección ‘Mujeres, pájaros, estrellas’ se pueden observar varios motivos del pintor como el negro y el trazo duro y agresivo que se alterna con arabescos y formas curvas manchadas por las gotas que deja el acrílico sobre la tela, tal y como vemos en ‘Femme’, de 1974.

El cuarto espacio se dedica a los monstruos que centraron la obra del artista en sus últimos años. Cabezas solitarias que surgen del lienzo y que nos miran inquisitivamente produciendo en el espectador una suerte de miedo mezclado con el humor que trasluce toda su obra.

En la última parte de la exposición, ‘Desafío a la pintura’, los protagonistas son los materiales de deshecho, las tablillas, las resinas y los pegotes de pintura. Una muestra de ello es su obra ‘Personajes en un paisaje cerca del pueblo’, de 1965.