Además, este organismo lamenta profundamente la pérdida de Samaranch y se une al duelo de sus familiares, del movimiento olímpico y del deporte mundial.

Astiazarán también resaltó la “capacidad negociadora de Samarach” y su “habilidad diplomática” para aunar “la heterogeneidad de culturas e idiosincrasias que convergen en el movimiento olímpico y que tuvieron colofón en los inolvidables Juegos de Barcelona 1992”.

Para el presidente de la LFP, “Samaranch fue un visionario, un adelantado a su tiempo, que supo entender que la capacidad arrolladora del deporte tenía un sitio privilegiado en el mundo global y mediático al que nos dirigíamos”.

“Su gestión ha sido una fuente de enseñanzas inagotable y su figura un referente permanente”, concluyó Astiazarán.