Esta es una de las conclusiones de la Conferencia Europea de Juventud celebrada en Bratislava (Eslovaquia), tras un proceso de consulta a más de 65.000 jóvenes europeos (800 de ellos españoles).

El CJE insta a los gobiernos nacionales a "articular medidas sobre el bienestar y la salud mental de los jóvenes a través de la educación formal y no formal, para ayudar a mejorar su capacidad de adaptación a circunstancias adversas, trabajar su conciencia y confianza en sí mismos y reducir la presión a que la complicada situación les tiene sometidos”.

Las conclusiones también recogen la importancia de los programas de movilidad para fomentar el sentimiento de pertenencia al proyecto común europeo.

Los jóvenes exigen a las instituciones que “se vuelquen con la inclusión de las personas migrantes en la sociedad”, utilizando para ello los recursos y programas que ya existen.