Según informa la Asociación El Defensor del Paciente, la mujer fue intervenida quirúrgicamente el 3 de noviembre de 2003, implantándosele tornillos de instrumentación de columna lumbar.

En el postoperatorio inmediato la paciente presentó un déficit de fuerza en la dorsiflexión del pie izquierdo e hipoestesia en el dorso del mismo. Se le hicieron las pertinentes pruebas para comprobar posibles alteraciones y se descubrió que tres de los seis tornillos colocados tenían una situación defectuosa, por lo que se decidió volver a intervenir a la mujer tres días más tarde.

Tras la operación, la paciente no recuperó el déficit neurológico debido a que uno de los tornillos había atravesado el cuerpo vertebral. En el postoperatorio de esta segunda intervención se produjo una infección de la herida quirúrgica y la mujer fue dada de alta el 3 de diciembre de 2003 para ser sometida a tratamiento rehabilitador.

La sentencia reconoce expresamente que la primera intervención quirúrgica no estuvo correctamente realizada y se le provocó la lesión permanente e irreversible que padece la paciente en la pierna izquierda y que le obligará a llevar durante toda su vida un dispositivo antiequino en dicho miembro para poder caminar.

Además, la mujer ha tenido que acudir a los servicios de salud mental al padecer síntomas de ansiedad debido a la situación sufrida por su limitación funcional.