El magistrado le va a preguntar por una llamada telefónica que le hizo el expresidente de la empresa dependiente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente Arcadio Mateo, en la que hablan de poner en marcha una desaladora diseñada y patentada por el escritor.

Mateo propuso a Vázquez-Figueroa que presentara su proyecto a un concurso internacional convocado por Gobierno de Israel para llevar agua desde el Mar Rojo al Mar Muerto. La concurrencia al concurso requería la presentación de un estudio de viabilidad que ya estaba realizado desde hacía años.

El citado informe, según la investigación, ya lo había realizado Tragsa y había costado varios millones de euros. Según ha explicado el escritor, parte de ese dinero salió de su bolsillo y otra parte de instituciones públicas, y se negó a pasar otra vez por el proceso.