Sánchez cerró el mitin de Valladolid, celebrado en el polideportivo del barrio obrero de La Victoria, y que fue el acto más multitudinario y participativo de los de la campaña socialista hasta el momento, con unas 2.000 personas, que llenaron el recinto o bien siguieron el evento desde fuera a través de una pantalla. La presencia del expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero contribuyó sin duda a la gran afluencia de espectadores.

El líder del PSOE, que habló tras Zapatero, comenzó refiriéndose a los elogios dedicados por Iglesias al expresidente, en una entrevista en la radio donde le calificó como el mejor presidente de la democracia española y aseguró que le consulta cuando tiene dudas.

Zapatero le contestó esta tarde que él se debe al PSOE, partido al que considera el equilibrio necesario entre compromiso social y responsabilidad y que nunca ha sido “antisistema”.

Sánchez celebró que Iglesias reconozca que los dos mejores presidentes de la democracia sean socialistas, pero los reivindicó para sí: “¡Son socialistas, son de los nuestros!”. Contrarrestaba así el evidente intento de Podemos de tentar a los antiguos votantes de Zapatero.

De todo su legado, esta vez mencionó, no los avances sociales, sino el haber creado la UDEF, ampliado la dotación de la UCO e implantado la Fiscalía Anticorrupción, para contestar así al ideólogo de Podemos Juan Carlos Monedero y su satisfacción por que este partido tenga jueces y policías en las listas que pretenden llegar al gobierno para perseguir la corrupción del PP.

TVE

El líder socialista utilizó también el conflicto laboral en TVE para, después de reconocer a sus trabajadores, situar a la par a ambos partidos y prometer que el Ente Público “no será ni de Rajoy ni de Iglesias”, tras asegurar el primero que quiere que sea como la BBC y pedir el segundo su control como condición para investir a Sánchez en la legislatura anterior.

El candidato del PSOE a las elecciones reivindicó su opción como “la única izquierda posible, la izquierda necesaria”, que puede “plantar cara a los dos extremos y sacar del inmovilismo” a España.

En este sentido, dijo no tener ninguna duda de que Igesias quiera echar del gobierno a Rajoy, pero puntualizó que “siempre va a anteponer a eso que no sea un presidente socialista” el que le suceda, sugiriendo así la supuesta incoherencia de reivindicar a Zapatero y haber votado en contra de su investidura.

Sánchez volvió a identificar al PP con el inmovilismo y a Podemos con el rencor. Recriminó a los populares sus recortes en educación y dependencia, entre otros, y a Podemos que opusiera el voto de los mayores, supuestamente socialista, al de los jóvenes, que preferirían a la formación de Iglesias. Así, recordó que fueron los “viejos socialdemócratas” los que trajeron a España la democracia, las pensiones, el Estado del bienestar y la igualdad de hombres y mujeres.