Así se pronunció Solana durante la presentación del estudio ‘On the way towards a European Defence Union: White Book as a first step’, durante la reunión de la Subcomisión para la Seguridad y la Defensa (SEDE) del Parlamento Europeo.

En el estudio se pone de manifiesto que el yihadismo y la radicalización, la recesión económica y la “imposición” de nuevas medidas de austeridad, las crisis migratorias y humanitarias, así como el “clima beligerante” en las fronteras de la UE han situado a los Estados miembros en una “encrucijada” y “han reavivado” la necesidad de “revisar sus bases comunes” en la materia.

“Los europeos debemos avanzar hacia una mayor integración en materia de defensa y seguridad, para que nuestras respuestas sean eficaces”, sentenció.

El estudio dibuja un panorama en el que las “barreras” entre la seguridad interna y la externa son “cada vez más difusas”, lo que lleva a los miembros de la UE a actuar de “manera más bien fragmentada en sus políticas de seguridad y defensa, con un número insuficiente de proyectos de cooperación, lo cual ocasiona ineficiencias y duplicidades”.

A ello se suma que el presupuesto que los Estados miembros destinan colectivamente a la defensa está “muy por debajo” de los objetivos marcados y es “significativamente inferior” al de otras políticas.

“Un Libro blanco de la UE en materia de defensa proporcionaría una mayor coordinación entre los Estados miembros. Además, haría operativos los objetivos de defensa que señale la próxima Estrategia Global en Política Exterior y de Seguridad Común: identificaría las acciones prioritarias y las capacidades necesarias para lograr los objetivos”, indicó Solana.

El estudio sugiere que la redacción de este libro blanco debería iniciarlo el Consejo Europeo y liderarlo la Alta Representante de la UE para Política Exterior, Federica Mogherini, con la implicación de los Estados miembros a través de un grupo de alto nivel, formado por los ministros de Defensa nacionales. Asimismo, el Comité Militar de la UE debería aportar la dimensión militar.

También afirma que, durante todo este proceso, es “fundamental” mantener un “contacto continuo” con el Parlamento Europeo y con la OTAN, con el objetivo de “coordinar las estrategias”.

Otras propuestas del documento que debería desarrollar el libro blanco son el “diseño de unos estándares y unos materiales de formación compartidos”, la “financiación de programas de investigación y desarrollo en tecnologías de uso dual”, el “establecimiento de un mercado de defensa común” o el “desarrollo del mecanismo de cooperación estructurada permanente”.