Lo hizo en su intervención en un desayuno informativo en Sevilla, donde mencionó la contradicción de que en un país con un gran número de parados haya muchos trabajadores que están sobreexplotados.

Combinando la lucha contra ambas realidades, reiteró su empeño en derogar la reforma laboral del Gobierno actual, que interpreta como una concesión a la UE a cambio del rescate bancario, y en aprobar un nuevo Estatuto de los Trabajadores para que todos los españoles puedan tener “un trabajo seguro, decente y con salario justo”.

A tal fin, prometió reforzar las inspecciones de cumplimiento de la jornada laboral pactada, tipificar como infracción grave la realización de más horas extra de las acordadas y limitar éstas a un 15% del total del horario, siempre incluyendo su retribución en las bases de cotización. Igualmente, se prohibiría cubrir trabajos permanentes con trabajadores con contrato temporal y, en general, se desincentivarán este tipo de contrataciones.

En la misma línea, se suprimirán los contratos indefinidos de apoyo a emprendedores, que al PSOE le parece que no han ayudado a crear empleo, y todas las bonificaciones a la contratación salvo las que se prestan a la incorporación de miembros de colectivos vulnerables como las víctimas de violencia de género y las personas con discapacidad.

Sánchez también prometió que se impedirá que un empresario pueda modificar unilateralmente de forma sustancial las condiciones laborales de un trabajador, que se recuperará la ultraactividad de los convenios colectivos y se acabará con la prioridad de los convenios de empresa, y que en caso de negociación estancada se fijará un periodo máximo de 12 a 18 meses para recurrir a un arbitraje. Una Ley de Participación Institucional clarificará el ámbito de actuación y la financiación de los agentes sociales.

Si el PSOE alcanza el gobierno, prosiguió el líder socialista, se constituirá una Agencia Pública de Empleo y Cualificación y se aprobará un Plan de Empleo Público, ambas cosas en colaboración con las comunidades autónomas.

Con el plan confia en que 200.000 parados de larga duración podrían reengacharse al mercado laboral, y cuantificó que su coste de 3.000 millones se sufragaría con el ahorro en la supresión de las bonificaciones a la contratación, que afectan al 18% de los contratos sin que hayan servido para crear empleo. En conjunto, Sánchez cree que el paro se podría reducir a la mitad en cuatro años.

Por último, el candidato del PSOE anunció que, si llega al poder, se incrementará un 4% el salario mínimo de forma inmediata y a largo plazo se elevará hasta equivaler al 60% del salario medio.