Según informó la Guardia Civil, la investigación, que continúa abierta y está siendo desarrollada en Cantabria, Vizcaya y Guipúzcoa, se ha saldado hasta el momento con la detención de 32 personas (17 españoles, 14 marroquíes y un argentino), cinco de las cuales han sido encarceladas en la cárcel de Santoña.

Tras realizar los registros pertinentes, los agentes han intervenido cerca de 300 kilos de hachís, más de 4.000 pastillas de clonazepam, casi 2.500 gramos de cogollos de marihuana, plantaciones indoor de marihuana, más de 700 gramos de speed, 100 gramos de cocaína, sustancia de corte, pequeñas cantidades de otras sustancias estupefacientes, más de 47.000 euros en metálico, siete vehículos, 61 teléfonos móviles, tarjetas de telefonía, balanzas, ordenadores, cuatro placas de matrícula extranjeras y varias armas de fuego.

FINALES DE 2014

La operación comenzó a finales de 2014, cuando un recluso del citado centro penitenciario tuvo que ser ingresado en el hospital después de que una de las 80 bolsas de hachís que tenía en el cuerpo se hubiera roto.

A raíz de este incidente, los agentes pudieron constatar que detrás de estos hechos estaba un interno que lideraba la red, el cual aprovechaba los permisos penitenciarios de otros presos para introducir la droga oculta en el interior del organismo y así evadir los controles de los funcionarios de Prisiones.

La Guardia Civil detectó también que, para blanquear el dinero procedente de la venta de la droga, la destinataria era la compañera sentimental del cabecilla, la cual recibía ingresos de presos o familiares como pago de las deudas contraídas en el interior de la cárcel o por la compra de la droga.

Otra de las organizaciones desarticuladas era la responsable de introducir importantes cantidades de hachís desde Marruecos hasta el norte de España.