Por ello, la organización afirma en un comunicado que está impulsando una acción centrada en atender las necesidades de las ecuatorianas tras el seísmo.

“Los hombres son los que suelen organizar los campamentos y estamos viendo que a veces no tienen en cuenta las necesidades específicas de las mujeres, porque sólo cubren la entrega de agua, alimentos o ropa, pero no otras cosas que necesitan ellas”, explica María Augusta Velez, del equipo de Emergencia de Alianza por la Solidaridad en Ecuador.

“Si no pensamos en las mujeres y niñas cuando planificamos nuestras respuestas a la emergencia, corremos el riesgo de exponerlas a situaciones de violencia contra ellas, o a riesgos para su salud sexual y reproductiva”, añade Cristina Muñoz, coordinadora de Acción Humanitaria de la ONG.

La organización sigue trabajando en las zonas más afectadas en la provincia de Manabí, como Pedernales, epicentro del terremoto, donde apoya la recogida de residuos peligrosos, fundamentalmente hospitalarios, algo “fundamental para evitar la expansión de epidemias”.

Además, ha repartido ‘kits de dignidad’ para mujeres en Portoviejo y Canoa, en coordinación con el Consejo de Igualdad de Género del Ministerio de Defensa, y apoya a un grupo que analizará las viviendas en Bahía de Caraquez y valorará la situación del agua, saneamiento y residuos.

“En la carretera de Jipijapa a Bahía de Caraquez la gente se encuentra en la carretera pidiendo productos de necesidad básica. Hay muchas mujeres y niños en esa carretera y se está haciendo el reparto allí. Nos preocupa que esa ayuda llegue también a las zonas del interior y no quede sólo en la vías. Hay mucha gente pasando hambre y sed”, comenta una integrante del equipo de Alianza en Ecuador.