Canes condenó en un comunicado la “muerte brutal e injustificable” del guardia civil José Antonio Pérez. “Esperamos que caiga todo el peso de la ley sobre los culpables. Hoy más que nunca se pone de relieve la necesidad de seguir aplicando controles de alcoholemia y la obligación de sancionar con dureza a los infractores”, añadió.

En 2015, un 33% de los conductores que fueron sometidos a los casi 69.000 controles preventivos de drogas dieron positivo, de los que 59% habían consumido estupefacientes, según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT).

“Es lamentable que sucedan estas cosas, incomprensible y preocupante que personas tan jóvenes estén tan alejados de los valores que como sociedad tratamos de inculcarles, como el respeto a la ley y a las normas, especialmente cuando hablamos de la conducción”, concluyó Canes.

MENOR DETENIDO

La Guardia Civil detuvo este sábado al sospechoso de haber causado la muerte el viernes de un agente de tráfico de la Benemérita en Barbastro (Huesca), después de haberse saltado un control de alcoholemia.

Se trata de un menor que presuntamente iba drogado y pasó a disposición de la Fiscalía de Menores de Huesca y del Juzgado de Barbastro junto a otros tres menores que, al parecer, le acompañaban en el vehículo.

Tras numerosas declaraciones, visualización de cámaras de seguridad, testigos directos e indirectos de los hechos, la Guardia Civil pudo determinar que el supuesto autor de los hechos es un chico de 17 años que dio positivo en el test de drogas. Los supuestos acompañantes son otro menor de 14 años y dos chicas de 17 y 14 años.

Los hechos ocurrieron en la tarde del pasado 4 de marzo, cuando dos patrullas pertenecientes al destacamento de Tráfico de la Guardia Civil de Barbastro, una de motoristas y otra de atestados, se encontraban realizando un control de alcoholemia y drogas en la rotonda de intersección entre la N-240 y la N-123 a su paso por la localidad de Barbastro.

Sobre las 19.40 horas le dieron el alto a un turismo. El conductor hizo la intención de detenerse ante las señales del agente y se dirigió a realizar la prueba de alcoholemia con el etilómetro. Cuando el Guardia Civil introdujo sus brazos en el interior del vehículo para ofrecer el etilómetro, el conductor atrapó el brazo del agente contra el volante y aceleró súbitamente, iniciando la fuga del lugar y arrastrando al agente 460 metros.

A la altura del kilómetro 158 chocó lateralmente contra la bionda derecha, lo que provocó el reventón de una rueda y que el vehículo saliese en dirección a los vehículos que circulaban en sentido contrario, chocando contra otro turismo y ocasionando una colisión frontal. El agente falleció por los golpes recibidos.