El estudio, titulado "Prosperidad económica y desigualdad social en Madrid", fue presentado hoy en las jornadas sobre "Las Metropólis globales en la economía de los 90", organizadas por la Consejería de Economía del Gobierno regional madrileño.

De acuerdo con los datos recogidos en el estudio, el 7,7 por ciento de las familias madrileñas ingresan anualmente menos de 0,5 millones de pesetas; otro 48,1 por ciento se sitúa por debajo del millón y medio; un 29,4 pr ciento gana entre 1,5 y 3 millones; y un 11,8 por cien supera los 3 millones.

Según el estudio, la distribución de la renta en la Comunidad de Madrid está marcada por "una fuerte desigualdad. En 1986, el 13,2 por ciento de los declarantes más ricos percibía el 38,5 por cien de las rentas, mientras que el 55,3 por cien más pobre percibía sólo el 28,3 por cien de la renta.

La desigualdad es todavía mayor en Madrid capital, donde el 15 por cien de los declarantes del IRPF más adinerados obtiene el42,3 por cien de las rentas y el 53,3 por cien menos favorecido logra únicamente el 25,1 por cien.

POBREZA

Por otra parte, en Madrid capital hay 87.000 familias pobres, (el 9,6 por ciento del total), entendiendo por tales aquellas que disponen de medios para adquirir alimentos y vestidos, y habitar una vivienda digna.

Entre los aspectos en que más ha aumentado el gasto de los madrileños en los últimos años destacan la vivienda y el transporte, como consecuencia del "boom" inmobiliario y el aumeto de las distancias entre la residencia habitual y el centro de trabajo.

En Madrid, el precio medio de una vivienda ascendía en 1998 a 22.802.865 pesetas, mientras que la renta media familiar disponible era de 2.300.248 pesetas. En consecuencia, una familia media necesitaba 9,9 años para comprarse un piso.

Para el autor del estudio, "la posesión de una vivienda o alternativamente la disponibilidad de un patrimonio heredado son un claro elemento de discriminación muy generalizado en la sociedad epañola, hasta el punto de que cada vez habrá una mayor diferencia entre herederos y desheredados".

A su juicio, la Administración debe plantearse la necesidad de una mayor intervención para impedir que se agudice la diferencia entre el Norte y el Sur de Madrid porque la diferencia "sigue ahondándose progresivamente a lo largo de los últimos años".