Para los intérpretes de AICE, el hecho de fomentar el conocimiento de varias lenguas, tanto en la escuela como en los hogares y en los medios de comunicación, ayuda a formar personas abiertas a la diversidad lingüística y con capacidad suficiente para afrontar barreras que, aquellos que no controlan más allá de su lengua materna, pueden encontrar.

Así, sostienen que el contacto diario con realidades lingüísticas diversas supone, también, el aprendizaje de “valores diferentes”, algo que favorece la aceptación y el derribo de mitos sobre lo ajeno o lo que no nos es conocido.

La asociación indica que el plurilingüismo contribuye a la riqueza y desarrollo tanto en el ámbito personal como en el profesional. “Somos fruto de una sociedad plural y rica que nos ha ido modelando como integrantes de nuestras comunidades locales y de la comunidad global”, mantienen.

Según la Unesco, existe una conciencia cada vez mayor de que “los idiomas desempeñan una función esencial en el desarrollo”, y afirma que éstos garantizan “la diversidad cultural y el diálogo intercultural, y también en la consecución de la educación para todos y el fortalecimiento de la cooperación”.

Actualmente, esta organización de Naciones Unidas cifra en 2.500 las lenguas que se encuentran en peligro de desaparición. Brasil es uno de los países donde más lenguas están en peligro de extinción (190), entre ellas el ‘opayé’, que lo hablan unas decenas de indígenas al oeste de la región de Sao Paulo.

Por su parte, la Unión Europea informó en 2012 de que el 56% de sus ciudadanos dice hablar un idioma distinto a su lengua materna. Los países europeos con mayor índice de población plurilingüe son Austria y Finlandia.