En declaraciones a Servimedia, el director de Programas de la fundación, Benjamín Ballesteros, señaló que “solo con formación y sensibilización los profesores y otros trabajadores podrán valorar de forma adecuada las quejas o malos comportamientos que observen” y, sobre todo, responder en consecuencia.

En este sentido, indicó, “el ratio de alumnos por orientador resulta esencial”, pues son los orientadores, en su gran mayoría psicólogos especializados, quienes deben actuar en estos casos y formar al resto de profesores.

“también es muy importante que en los recreos haya siempre varias personas pendientes de los alumnos”, apuntó.

Con todo, Ballesteros se mostró consciente de que el problema del acoso escolar es una lacra “que va en aumento y que además las nuevas tecnologías favorecen”.

“Muchas veces sale del ámbito escolar”, así que son los padres quienes “deben estar muy atentos” al comportamiento de sus hijos, manifestó.

Síntomas de angustia y ansiedad a la hora de ir a clase, disminución de la vida social de los niños, faltas de asistencia al centro, una bajada en las notas, pérdida habitual de objetos o comida, rasguños y heridas, cambios de conducta y de forma de ser (mayor tristeza, agresividad o ira) son síntomas que, “combinados, pueden indicarnos que estamos ante un caso de acoso”, recalcó el experto.

En estos casos, las familias deben comunicarse con el centro y éste poner en marcha sus protocolos de respuesta.

No obstante, y dado el auge de las redes sociales y la extensión del problema, Ballesteros recomendó la prevención en el aula como mejor herramienta contra el acoso entre iguales y la violencia hacia profesores.