Así lo afirmaron este martes Juan Bárcena y Juan García, de Ecologistas en Acción, que presentaron en rueda de prensa el informe ‘La calidad del aire en la ciudad de Madrid en 2015’.

Madrid cuenta con una red de 24 estaciones de medición de la calidad del aire, de las que 12 son de fondo urbano, nueve de tráfico y tres suburbanas o situadas en grandes zonas verdes, que miden los niveles de contaminación por dióxido de nitrógeno (NO2) y partículas en suspensión (PM10 y PM2.5), provocados fundamentalmente por los vehículos, y ozono troposférico (O3), que se forma en la atmósfera por reacciones fotoquímicas en las que participan NO2, compuestos orgánicos volátiles y la radiación solar.

Respecto al NO2, la normativa europea de calidad del aire (Directiva 2008/50), de obligado cumplimiento desde 2010, establece un límite de concentración media anual de 40 microgramos por metro cúbico y un valor límite horario de 200 microgramos por metro cúbico, el cual no debe rebasarse más de 18 veces al año.

Bárcena señaló que el NO2 es el contaminante “más problemático” porque en 2015 se registró “un incremento significativo”, ya que 13 de las 24 estaciones superaron los límites anuales (por seis en 2014) y ocho rebasaron el valor límite horario (cinco el año anterior).

Además, Madrid lleva desde 2010 incumpliendo los límites legales de NO2 y las 12 estaciones que no han cambiado de ubicación en este tiempo tuvieron una media de 43 microgramos por metro cúbico en 2015, el más alto desde 2011, que fue de 47, debido principalmente a los anticiclones.

Respecto a los picos de contaminación por NO2, en 2015 hubo 554 superaciones, la cifra más alta desde 2010 y de las que cerca del 80% se produjo en cuatro episodios: del 1 al 12 de enero, del 10 al 13 de noviembre, del 29 de noviembre al 5 de diciembre y del 16 al 23 de diciembre, lo que suman 31 días.

PARTÍCULAS Y OZONO

En cuanto a las partículas en suspensión, ninguna de las estaciones superaron el año pasado los límites anuales de 40 microgramos por metro cúbico de PM10 y de 25 microgramos por metro cúbico de PM2.5 recogidos en la directiva europea, pero nueve de las 12 que recogieron datos rebasaron o igualaron los recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre PM10 (20 microgramos) y seis hicieron lo propio con el de PM2.5 aconsejado por esta agencia de la ONU (10 microgramos).

Y sobre el O3, que se manifiesta fundamentalmente en los meses con mayor energía solar, la legislación comunitaria fija el límite en menos de 25 días con más de 120 microgramos por metro cúbico para periodos de ocho horas (superado por 12 de las 14 estaciones que midieron este contaminante) y un umbral de 180 microgramos en una hora a partir del cual conviene informar a la población (rebasado en todas las estaciones).

García indicó que el O3 era un contaminante “irrelevante” antes del verano de 2013, cuando 13 de las 14 estaciones superaron el valor límite. Desde entonces se han registrado niveles altos “de forma generalizada”. “El pasado verano fue especialmente caluroso y se batieron récords históricos de temperatura. Probablemente influyó bastante en esta situación”, añadió Bárcena.

Por otro lado, Bárcena aplaudió que el Ayuntamiento de Madrid aplicara el año pasado restricciones al tráfico por primera vez en la historia por episodios de contaminación y señaló que el nuevo protocolo en el que trabaja el consistorio para estos casos debe “ir más allá”, con revisiones anuales y tener en cuenta modelos predictivos para evitar que se informe a la población de las medidas contra la contaminación a horas nocturnas, además de poner en marcha iniciativas dirigidas a reducir el tráfico de vehículos.