20-D. Garzón (IU) reclama “radicalidad democrática” para evitar que el fascismo sea la respuesta a la frustración
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El candidato de Izquierda Unida y Unidad Popular a la Presidencia del Gobierno, Alberto Garzón, reclamó este jueves responder a la demanda social de cambio desde la “radicalidad democrática” para evitar que la respuesta acabe llegando de la mano del fascismo, como ya ocurre en otros países cercanos, como Francia.
Garzón expuso en el Club Siglo XXI su propuesta de proceso constituyente para construir de verdad “un nuevo país” que responda a las demandas de los ciudadanos. Si no se responde a ellas, alertó, seguirá creciendo la frustración, la ira de los ciudadanos y el descrédito de las instituciones, y de ello se alimenta el fascismo.
Se mostró convencido de que la oligarquía europea está “dando las condiciones para los estallidos sociales” que se producirán sin ninguna duda, y que solo se pueden encauzar desde la radicalidad democrática o desde esos movimientos de corte fascista.
Preguntado expresamente por si las candidaturas de PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos pueden alimentar ese fascismo, respondió claramente que sí porque “están mintiendo”, por ejemplo cuando no reconocen que “van a obedecer” a un nuevo recorte de 10.000 millones impuesto por la Troika. Mientras no haya una “desobediencia” a esas imposiciones y se construya una “nueva política” en la Unión Europea, añadió, “se van a crear condiciones para que crezca la extrema derecha todavía más”.
En España, precisó, no existe un partido fuerte de extrema derecha pero dirigentes de otros, por ejemplo del PP, tienen “comportamientos xenófobos” y no se trata de un “accidente”, como mostró el que fue candidato a la Generalitat de Cataluña, Xavier Garcia Albiol. Una parte del “franquismo sociológico” vota al PP, aseguró, porque los franquistas “no desaparecieron de la noche a la mañana” .
En su intervención, acusó a los cuatro principales partidos de lo que Gramsci llamó “transformismo” y que se traduce en aprovechar el clamor social de cambio “para en última instancia no cambiar nada”. Los cuatro, dijo, están intentando canalizar la frustración y la ira hacia un lugar “en el que la CEOE no esté molesta”, tirando “por la borda” sus valores y sus principios porque “las encuestas dicen que son un lastre”.
El hecho de que la suya fuera la candidatura con más impacto en las redes sociales mientras se celebraba un debate en el que no estaba demuestra que la sociedad “sigue reclamando pluralidad”, pero esa demanda “ha sido abandonada por otras candidaturas”.
"FARSA DEMOCRÁTICA"
Insistió en que España no rompió con la dictadura sino que la transición culminó con el “tutelaje” de la oligarquía y las estructuras de poder del franquismo, que siguieron siéndolo en democracia. Recordó la máxima anarquista “si votar sirviera de algo, no nos permitirían votar”, y denunció que los parlamentos actuales son “teatros de sombras” en los que se puede debatir si se puede pitar o no en los estadios de fútbol o si se puede fumar o no en los restaurantes, pero no sobre elementos fundamentales como la soberanía monetaria, la edad de jubilación o la política industrial, lo cual es una especie de “farsa democrática”.
Defendió, en ese sentido, que la regeneración democrática que defiende no consiste en cambiar “alguien que tiene canas por alguien que no” o dar bien en la televisión, sino por recuperar instrumentos democráticos que se han perdido y que mantienen la brecha entre quienes ejercen de verdad el poder y quienes representan a los ciudadanos, de forma que los gobiernos puedan tomar decisiones y no sean “meros títeres de ese teatro”.
Garzón cargó además contra la apelación que desde otras formaciones se hace al voto útil porque ese voto, dijo, ha servido para que los ciudadanos de izquierdas apuntalaran sin ser conscientes de ello el sistema heredado de 1978, con la oligarquía incluida.
Ante un cuadro del rey Juan Carlos con el entonces Príncipe de Asturias, precisó que no se siente “incómodo” ni siquiera con ese fondo y a pesar de que uno de los rasgos más simbólicos de su proyecto es que esas personas “pasen a ser ciudadanos normales y corrientes”.
Preguntado después por la posibilidad de que quien ahora es jefe del Estado fuera presidente de la república, reconoció con una sonrisa que “el ciudadano Felipe de Borbón, una vez desterrado”, podría presentarse y ganar, pero al menos habría “juego” y eso por sí solo ya sería un avance. Sin embargo, precisó después, teniendo en cuenta la trayectoria de la familia y del propio Juan Carlos de Borbón, incluidos sus “asuntos en Arabia Saudí”, no cree que sean la mejor opción.
(SERVIMEDIA)
10 Dic 2015
CLC/caa