Según los investigadores, el patrón histológico que se observa en el homo sapiens es único dentro de los humanos, mientras que el modelo de crecimiento de otras especies como el neanderthal o el homo erectus sigue un patrón primitivo.

Los resultados de este trabajo, realizado por un un equipo internacional de paleoantropólogos con amplia participación española, han sido publicados este lunes en la revista ‘Nature Communications’.

En el estudio se analizó la evolución del esqueleto de la cara humana durante los últimos dos millones de años, para lo cual se examinó con el microscopio electrónico y confocal la superficie de los huesos de la cara de individuos en proceso de desarrollo, a fin de distinguir las áreas en que se está depositando hueso de aquellas en las que se está reabsorbiendo.

Durante el desarrollo facial, los huesos de la cara crecen principalmente en las áreas donde se produce depósito de hueso, mientras que en las zonas donde predomina la reabsorción, el crecimiento es mucho más limitado.

Esa diferencia en la dinámica de estos procesos hace que la cara humana moderna tenga relieve, esté “esculpida”, (con pómulos salientes, por ejemplo) y que sea vertical en vez de proyectarse hacia adelante.

En los grandes simios, en cambio, solo hay deposición de hueso, y por eso toda la cara avanza durante el crecimiento.

Según Juan Luis Arsuaga, director científico del Museo de la Evolución Humana de Burgos y uno de los autores principales del estudio, Se trata de un descubrimiento “muy relevante, porque confirma que la especie humana actual presenta muchas originalidades, rasgos únicos que no se encuentran en los neandertales y las demás especies humanas que han existido”.

A su juicio, “la expresión popular que dice que la cara es el espejo del alma” también se aplica a la evolución humana.