20-D. La revista de Guerra critica a los que pretenden el “enterramiento precipitado” de la Constitución de 1978

MADRID
SERVIMEDIA

José Félix Tezanos, director de la revista ‘Temas’, que dirige Alfonso Guerra, considera que quienes pretenden el “enterramiento precipitado” de la Constitución de 1978 pueden ser encardinados dentro de la tradición española del “canibalismo político” y de creer que se solucionan los problemas con "grandes construcciones legales absolutas”, en referencia a una nueva Carta Magna.

Tezanos hace estas consideraciones en un artículo titulado “¿Qué España?”, en el que se presenta el número de diciembre de esta publicación, en el que representantes de la sociedad española opinan sobre qué reformas necesita el país.

En este sentido, el director de ‘Temas’ sostiene, en primer lugar, que “desde una perspectiva comparada no puede negarse que el ciclo comprendido entre las elecciones de 1977 y el inicio de la actual crisis económica es uno de los períodos más fructíferos y positivos de la historia reciente de España”.

Asimismo, este sociólogo defiende que “para hacer frente a determinados problemas” que tiene España “lo que se necesitan no son tanto diferentes leyes y nuevas Constituciones, sino nuevas políticas” y “sobre todo buenas políticas”.

“ESPÍRITU DE SEPULTURERO”

En este contexto, Tezanos se refiere a que “en otras etapas de nuestra historia, los observadores extranjeros se sorprendían por la extraña proclividad de los españoles a la ‘exageración negativa’ y pesimista, al ‘canibalismo político’, al ‘espíritu de sepulturero’ y a la confianza cuasi mágica en las grandes construcciones legales absolutas”.

“Es decir”, añade, “en España los líderes y personajes políticos tendían -y aún tienden- a ser masacrados y devorados con saña por sus congéneres a la primera ocasión que se prestaba a ello. El mérito y los logros apenas eran reconocidos, pero los defectos –reales o imaginarios– siempre eran amplificados y exacerbados”.

“Lo mismo podría decirse”, continúa Tezanos, “de ese lúgubre ‘espíritu de sepulturero’ que se regodeaba en acabar cuanto antes con todo lo vital y posible, anticipando con fervor -y a veces furor- muertes y enterramientos precipitados, como ahora pretende hacerse con la Constitución del 78 y con el propio espíritu de consenso, al que algunos intentan presentar casi como un mal absoluto y poco menos que como algo propio de trileros, corruptos y aprovechados, que solo intentan obtener ventajas de compadreos y pactismos poco viriles y clarificadores”.

(SERVIMEDIA)
01 Dic 2015
NBC